lunes, 27 de septiembre de 2010

Cuaderno de Bitácora.



Día 5:

El cuerpo humano es acojonante y la capacidad de recuperarse que tiene es algo increíble. Coge uno un resfriado de los buenos, de esos en los que te sube la fiebre como para asar pescado en la frente, y al día siguiente estas hecho un bigardo. Pues con esto igual, si ayer a la mañana, cuando eché la pierna al suelo me dolió como si me hubieran rellenado la rodilla con cuchillas de afeitar, esta noche pasada he dormido como un bebé, y esta tarde ya me he dado el primer paseo por el pasillo del hospital. Por lo que si no hay novedad, mañana para casa. Lo dicho, duramos más de lo que creemos.

El asunto es que por fin he hablado con el cirujano que me operó (o debería decir carpintero especializado en huesos y tejidos humanos), y me ha dado dos noticias que, como en el tópico, arrastraban una buena y otra mala. La buena, que lo que me hicieron el viernes, la reparación del cruzado anterior y la sustitución del dañado por un injerto extraído del tendón rotuliano salió de maravilla, trabajo fino oiga!-le ha faltado decir al tío. Ademas, como la herida esta cicatrizando correctamente, pues mañana mismo me voy para casita, y a seguir la recuperación allí. Perfecto, vamos.

La mala es lo del principio, el cómo ha empezado la conversación. Este hombre es un tipo correctísimo con un trato cercano y cordial. Y claro, cuando alguien así se sienta en tu cama en plan fraternal y te suelta-Hola José Ignacio cómo estas? A ver como mueves eso? Hay que moverlo eh? ...de repente, tanto amortiguar te deja con sensación de bienestar anticipada, como que le quitas importancia a las cosas, y lo que te suelta después ya no es ni tan gordo, ni tan grave, ni tan putada, ni tan nada...aunque lo sea claro. Oye pues resulta que tienes una lesión muy gorda sabes, tienes un agujero en la cabeza del fémur. Te voy a poner un ejemplo: imagínate una bombilla de las de toda la vida a la que de repente le das una leche y le quitas los dos primero centímetros, pues ese es tu fémur. Te debía de doler bastante no?, bueno pues hay que sacarte de otro sitio un cilindro de hueso sano de la misma medida, y de igual forma extirpar lo que está deteriorado para luego meter el trozo sano. A esto lo llamamos "técnica de mosaico", y bla, bla, bla,.... Tu que con la palabra agujero ya has medio desconectado, empiezas a pensar en por qué, en cuándo ha sido, pero cómo me lo he hecho... y la respuesta es -pues ni idea, pero hay que arreglarlo.

El caso es que primero tienen que esperar a que lo de ahora esté medio en marcha, osea, yo andando y "el ataero" en buen estado. Después ya me dirá cuando me "meten mano" de nuevo, pero lo que está claro es que hay que hacerlo si o si, porque el boquete no para de crecer. Lo único bueno es que es por artroscopia y no hay que rajar mucho, con lo que ello comporta.

Ah, pues muy bien eh! entendido! creo que he dicho. Como si me diera igual y tanto mi fe en su habilidad como mi ánimo indefectible lo pudieran todo, que simplón no? Pues otra arruga más, si total! y ahora que lo piensas...otra lesión, otra vez el quirófano, la anestesia, el dolor, el hospital, la incomodidad, y está bien, todo se aguanta , pero coño! es que como ha dicho Caracol, entre el apaño de los 17 puntos que me hicieron cuando me clavé el cristal, los tres agujeros de cuando la artroscopia para la reparación del menisco, y la "M30" de grapas que tengo ahora, la "rodillita" de las narices se parece cada día más a un morcón de cerdo! manda huevos.

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