lunes, 14 de mayo de 2012

Recuerdos de los 101 de Ronda.

Este fin de semana se ha celebrado ha tenido lugar la XV Edición de los 101 km. de Ronda. Casi nada, y como cada año, unos más y otros menos, me ha sido inevitable acordarme de cuando allá por el año ´98 junto con mis amigos Pablo Wilhelmi y Pepe Baena , nos plantamos en la salida para afrontar ese reto. Como casi siempre, estas cosas, a esas edades no surgen después de largas horas de reflexión y tras un consumado y definido plan de entrenamientos, no, aquello fue un arrebato de los pies a la cabeza. En teoría, era parte de la preparación para todos los miembros del grupo que preparábamos la expedición al Aconcagua. Algo así como un elemento de calidad que nos diera la seguridad de estar físicamente preparados para lo que pudiera venir en esas latitudes andinas. Pero la verdad es que eso no fue así ni en broma, es más, ni Pepe ni yo pudimos ira al final al viaje, y de los que fueron, nadie anduvo por los parajes rondeños aquel dieciséis de mayo.
Así que se trató todo de una machada al más puro estilo español. Cuando ahora lo pienso, me entra la risa floja. Si es que no entrenamos nada! Es mas, antes de eso, mi carrera más larga había sido el desaparecido Cross del Purche, con solo 28 kms. ya está, ni medias, ni maratones ni nada, ni entrenar como es debido, pues la tirada más larga que hicimos Pablo y yo para aquello, no creo que pasara de la hora y tres cuartos. Qué descerebrados! así nos fue, claro. Un suplicio que en nuestro caso, pues Pepe era mucho más fuerte que nosotros y si pudo ir bastante más deprisa, duró la friolera de 20 horas, 39 minutos y 44 segundos. Y hubo de todo: hablar, callar, reír, llorar, animar, ser animado, ayudar, ser ayudado...Mil momentos que a pesar del tiempo que ya ha transcurrido, aun hoy persisten muchos de ellos en mi memoria. Sin embargo, de todos, el que más acude a mi es el del cansancio, el de tener una sensación de vacío tan grande que te hace decir de manera rotunda "ya no puedo más". Pero de aquel día tan largo, lo que también me dejó huella fue el hecho de que nuestro cuerpo da de sí mucho mas de lo que pensamos, tanto, que después de aquello, no hubo ni un solo día que al empezar cualquier día a correr, no me acordara de Ronda, y que a pesar de que entrenamiento de ese día fuera duro y exigente, aun quedaba mucho hasta decir "ya no puedo más".
Ver como amigos de hoy tienen el valor de enfrentarse a ese mismo reto, la verdad es que me encanta. Por eso, cuando ayer domingo me desperté lo primero que hice fue mirar el facebook para ver que tal les había ido a estos valientes, y vaya alegría que me llevé! 12 Horas!!!! Qué barbaridad!! Enhorabuena Kiko! Me gusta pensar en que en otras circunstancias, con mejor preparación, aquel día no nos hubiera ido tan mal como nos fue, sin embargo, no puedo evitar estar seguro de que como casi siempre, las cosas son como son por un motivo que normalmente se escapa de nuestros designios. Muchas veces lo dije después de ir a Ronda, jamas volveré!, pues entendía que aquello no era una carrera, aquello era otra cosa. Y hoy lo sigo diciendo! aunque pudiera, no volvería, pues sin duda, el volver a pasar por ese recorrido con un entrenamiento más adecuado, sin duda me haría mejorar esas interminables veinte horas, pero por contra, se rompería el hechizo de haber realizado un reto así, y haberlo hecho con las manos vacías, exprimiendo el cuerpo a todo lo que daba, llegando al tope de lo que se podía hacer, y una vez hecho, tener la tranquilidad de que si me veo en otra igual, ya se que no me puedo rendir a la primera de cambio. Desde aquel 16 de mayo de 1998, han corrido Ronda miles de personas, al igual que antes ya lo hicieron en las tres ediciones precedentes, y por todos ellos siento una admiración absoluta y sincera. Cuanto más, por los que como yo, hayan ido a la aventura sin saber en que encierro de Miuras se estaban metiendo, y hayan vuelto sin cornalones en el Triangulo de Escarpa, pero con revolcones y varetazos por doquier. Es más, las cosas habrán cambiado mucho y seguro que la organización y todo lo referente a la atención a los corredores es mucho mejor. Y me imagino que aquella sudadera y aquella camiseta de algodón que entonces nos daban a los que terminábamos, hoy en día serán prendas de tejidos técnicos modernos de los que evacuan hasta la prima de riesgo. Pero lo que no ha cambiado seguro es el diploma que a su entrega, certificaba que el portador, era merecedor de un reconocimiento muy especial, tanto que siempre que lo miro, me hace levantar un par de dedos la barbilla.

jueves, 3 de mayo de 2012

Aniversario.

Dentro de unos días se cumplirá un año desde que fui operado por quinta vez de mi rodilla izquierda, y ha llegado el momento de hacer balance: estoy mejor, gracias. Poco más. La fecha de caducidad hace tiempo que sé que ya está escrita, y únicamente es cuestión de tiempo el tener que volver a pasar por los cuchillos para rehacer el bien, sobre lo que poco a poco sigue estando mal. No es que me queje, que no lo hago, es simplemente que cuando cada mañana me tomo la "pastillita" para el dolor, lo hago deseando que sea suficiente para lo que el día me depare, o yo le exija. Y es que hace unos días, mi hijo me preguntó algo que me dejó un poco desconcertado. Papá-exclamó-tu a que le tienes miedo? Tras la respuesta sistematica de que a que os pase algo a ti o a tu hermana, y su posterior si vale pero a que más ? me quedé un momento callado hasta que al final añadí: al dolor. Cuando hace un par de jornadas, me enteré de que a Sergio Canales se le había vuelto a romper el Ligamento Cruzado Anterior de su rodilla, me entró un respingo por el cuerpo que me dejó helado. Cuando vi las imágenes por televisión, al contemplar cómo lo trasladaban en camilla fuera del terreno de juego, y él, con lagrimas en los ojos, se tapaba la cara con una manta, me inundo una tristeza enorme, y sentí miedo. Su dolor me dio miedo. Para más inri, hace pocos días que he vuelto a coger después de muchísimo tiempo, la bicicleta de montaña. Ha sido una alegría inmensa sentir de nuevo sensaciones tan agradables encima de ella, no obstante, y por contra, me he dado cuenta de que por donde antes transitaba sin temor, ahora, y como si una fuerza inmensa lo dispusiera, no soy capaz de evitar echar pie a tierra. Manda narices, porque antes de lesionarme, me había caído mil veces y jamas me hice daño, nada más allá de un rasguño o unos moratones, y sin embargo, el simple hecho de que me pueda dar un golpecito en mi anca izquierda, me bloquea de tal manera que hace frenar irremediablemente y pasar a pie tramos de simple rodar. Y por qué? Me da miedo, eso es todo. Tengo un miedo atroz a hacerme daño, y solo el hecho de imaginarme tirado en el suelo otra vez sin poder moverme y sin poder controlar la situación, me da pavor. No cabe duda de que esto habré de superarlo con el tiempo, es más, tengo claro que es cuestión de dar una buena castaña y comprobar empíricamente que no pasa nada, para que el susto desaparezca, pero por ahora, muy a mi pesar, la partida la voy perdiendo. De cualquier manera, tras tener que abortar por ahora el proyecto Atlas 2012, pongo oficialmente en marcha el proyecto TransNevada 2012. Un puntazo.