viernes, 23 de noviembre de 2012

Mallory al rescate.

Parada y fonda. A veces por que uno quiere, y otras porque se lo imponen las circunstancias, de cuando en cuando es preceptivo detenerse en el camino y aprovechar el tiempo para reflexionar. Hoy, por desgracia en el hospital, aprovecho para poner sobre blanco algunas tribulaciones que rondan por la azotea de este humilde servidor.

El Himalayismo: qué es exactamente este fenómeno? Es más, me trasladaré a la etiología de mi incertidumbre, qué es el montañismo? En los últimos meses he asistido a sendas conferencias/presentaciones que versaban sobre las grandes moles del Himalaya y el Karakorum, y en realidad, de ninguna de ellas extraje más que la admiración por el reto pseudo-deportivo. Por el contrario, de montañismo vi poco y lo que es peor, escuche casi nada. Y esto, por una parte me entristece pero por otra, me saca de mis casillas.

Y quien soy yo para cuestionar los ideales o los objetivos que cada individuo mete en su mochila cuando se calza las botas y se encamina hacia una cumbre? Pues nadie, la verdad, pero es que tampoco pretendo sentar cátedra ni nada parecido, en todo caso mostrar libremente que cada día me hayo mas en las antípodas de estos “elegidos con parches”. Cómo no, sin casi pretenderlo Mallory acudió a mi socorro hace pocos días, y con él ha llegado de nuevo la paz a mi vera, pues nada como leer algo de él o sobre él, como para tranquilizar los ánimos y recuperar el espíritu perdido. Madre mía, cómo se envilece todo. Si este tío levantara la cabeza y viera en lo que se ha convertido aquello de lo que él hizo un arte sublime, directamente volvía a desaparecer entre las nubes de la cara norte del Everest.

Tres ochomilistas tres, y para que sirva de ejemplo solo uno de ellos hizo referencia a aquello por lo que Sísifo, el griego del mito, se convirtió en el primer montañero: los maravillosos paisajes que se deben contemplar desde ahí arriba. Y es que cuando uno afina el oído y escucha la narración de alguno de estos pavos, la verdad es que se le caen los palos del sombrajo. Y para más inri, si encima hacen el intento de entrar en profundidades, es cuando te das cuenta de que todo es un circo extraordinariamente bien montado para aumentar su egolatría y tratar de justificar con nobles pero infundados argumentos sus escaladas, y así quedar por encima del vasto populacho que somos todos los demás. Y esto señores, se llama aquí y en Pernambuco hipocresía, pues a ojos del observador imparcial la evidencia de que todos y cada uno de estos “aristócratas” de la montaña buscan el mismo fin es evidente y plausible. Al igual que ninguno tiene los santos cojones de decirlo en público y con voz clara y fuerte. Qué ganas tengo de escuchar a alguno de estos super-montañeros paladines de la nobleza y de la ética decir: Pues si señores, esto de subir cerros es lo que más me gusta hacer y si encima vivo de ello pues mejor que mejor, porque paso de ser un pringao que se tira ocho horas sentado en una oficina. El día que lo haga alguno, me hago un poster con su foto. Pero me da que la cosa va a estar complicada, más que nada porque cuando se está delante de esos pringaos como yo que, entre otras cosas se las tienen que ingeniar para comprar de año en año alguna cosilla de ropa mientras que tu sales con 6 “plumas” distintas a lo presentador de gala de MTV, el rollo de que la montaña esta masificada, que las cuerdas fijas son una agresión, y que lo del oxigeno a ti no te mola, queda muchísimo mejor. Pero qué curioso, lo dices tú que salvo por el último tramo de escalada te encuentras en esa misma montaña y en ese mismo CB, tú que utilizas esas mismas cuerdas fijas en cuanto tienes la más mínima ocasión, tú que en el caso de tener que salir a las bravas de la montaña, no le dices que no a ese oxigeno enlatado tan maldito.

Ya lo he dicho más veces aquí, y lo vuelvo a repetir. Me identifico tan poco con estos “pros” de la montaña que sus historias, videos y parafernalia me llegan a aburrir. Y no es fundamentalismo lo que me inspira, es simplemente la necesidad de escuchar simplemente la verdad, de que alguien diga algo con sentido, de ver que esos seres superiores también sienten sus corazones retorcerse al contemplar una puesta de sol entre las cumbres. “Me moriré habiendo visto esto” decía el periodista francés de Desnivel que acompañaba a Jean- Christophe Lafaille ante la imponencia del sol del atardecer reflejado en las franjas amarillas del Everest. Joder, con eso me conformo!

Permitidme que os cuente algo que he leído. Ocurrió en una de las expediciones de Mallory al Everest. De camino al Campo Base, en el monasterio de Rongbuk, asistieron a la ceremonia budista denominada Puja con la que los sherpas encomiendan sus designios a los dioses de las montañas, pidiéndoles clemencia ante lo que de por si consideran que es una ofensa a las deidades. Los ingleses consideraban a aquellos hombres como seres inferiores, y no dudaban en manifestar su desagrado ante sus actos religiosos. Sin embargo, al ir conociéndolos y tratándolos, esa discriminación por toda su cultura fue convirtiéndose poco a poco en admiración y respeto. Refiriéndose a esto, uno de estos ingleses reflexiono sobre que si bien era cierto que en cuanto a las creencias religiosas estos hombres vivían engañados con tantas deidades diferentes, por lo menos eran sinceros. Por el contrario, allá en Inglaterra, estaba claro que no había ningún hombre engañado, pero habría alguno sincero?

Si mi rodilla me lo permite tengo la intención de visitar aquellos lares. Es un sueño, y lo sé, pero no me imagino irme de este barrio sin que me haya dejado KO la contemplación de uno de esos atardeceres. Y si puedo caminaré; y si puedo, subiré algún cerro; y si puedo, llegaré a algún CB de esas grandes montañas; y si puedo, me haré cinco mil quinientas fotos para enseñárselas a mis amigos, y si puedo….

Mi madre no creo que haya subido una montaña en su vida, pero en cuanto a caminar, pocas personas de este mundo han disfrutado y disfruta lo que ella cuando simplemente va de un lado a otro por el mero placer de andar. Y como digo, no será montañera pero si es un alma integra y sensible, sincera y sencilla, que valora cada día como un regalo a pesar de los mandobles que la vida le ha dado y le está dando. Hoy, otra vez, en la sala de los cuchillos del Hospital de Traumatología confiando en el buen pulso del cirujano, en su buen criterio. No puedo evitar recordar las veces que me ha dicho que se ha levantado temprano solo para ver la salida del sol desde la terraza. Y solo por algo así desde este momento queda Ordenada Montañera Mayor y Siete Veces Grande de España por la Real Orden de los que nos gusta ver salir el sol, y ponerse. Suerte madre, suerte.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Qué dices? Esa es la pregunta que se hizo cuando se enteró. Otro amigo se lo estaba diciendo, se lo contaba porque se había enterado por casualidad. Los dos llevaban siglos sin verle y ciertamente le habían perdido la pista desde hacía años.

Lo típico,- Que sabes de fulanito? -Pero no te has enterado?? Se ha matado tío! Si salió en todos los periódicos y hasta en la tele. Se ahorcó en su casa, por lo visto iban a echarle de su casa esa mañana y el tío antes de que llegaran se quitó del medio. .. Quitarse de en medio, pensó. Menuda expresión para describir que uno ya no puede dar un paso más. Que ya no es capaz ni de mirar a los ojos a sus hijos o a su mujer porque ha entregado la toalla, se ha rendido y ha entrado en un bucle que directamente solo tiene como escapatoria trincar una cuerda y en cuanto le dejen solo atársela al cuello y echarle huevos a darle una patada a la silla. Terrible, pero cierto. No me quiero ni imaginar lo que tiene que estar sufriendo alguien como para planear algo tan bestial como eso. Que sufrimiento Dios. Me acuerdo de la última vez que nos vimos… De camino a casa, sin parar de darle vueltas al asunto, trató de recordar las últimas veces que habían coincidido. La ultima no cuenta porque ni siquiera se saludaron, él iba en el coche de camino a algún sitio y justo cuando se detuvo en un semáforo le vio mientras cruzaba la calle. Si recuerda que su aspecto le llamo la atención, por la barba y eso, igual le pareció algo más desaliñado que de costumbre, pero de ahí no paso la cosa. Es más, cuando fugazmente se cruzo la mirada con él, inmediatamente bajo los ojos y se hizo el longuis. Paso de saludarle ahora-va! ni me habrá reconocido con el reflejo del cristal.

Las otras veces si habían estado charlando un rato. Se había enterado de lo suyo del curro, y de que llevaba un par de meses buscando en todas las páginas de internet aunque por ahora no le habían llamado de ningún sitio. La cosa está super-mal, le dijo. Hay mogollón de gente en la misma situación y por ahora el mercado prácticamente no se mueve. Ya sabes tío, si te enteras de algo…Joder! Pues claro! Tienes el mismo teléfono? Bueno, lo voy a apuntar de todas formas. Oye! Y que a ver si quedamos otro día y nos tomamos algo que hace siglos que no nos vemos… Ya en casa, cuando los niños llegaron del colegio y les abrazo, de repente sintió un respingo que le dejó helado. Había sido una imagen nítida, concreta. La navaja tallando eso de Brooks Was Here en Cadena Perpetua , y luego el viejo colgado al que solo se le ven los pies reflejados en el espejo. Que faena. Seguro que las estaba pasando canutas. Y la familia se habrá quedado destrozada-se dijo. Anda que los niños, el mayor será ya grande pero el pequeño…y los hermanos? Creo que eran tres no? No estoy seguro, pero también se habrán quedado hechos mierda. Puta crisis de las narices. Demasiadas cosas en la cabeza, y a estos dos hay que calentarles la comida. A ver si luego localizo el numero de móvil de la mujer y le mando un mensaje o algo así.

El día se ha pasado y ni mensaje ni gaitas. El teléfono de la mujer lo encontró mientras esperaba a que se hiciera el café, pero no ha tenido valor para mandarle nada a Lucia. Y qué le pongo? Se había preguntado durante un buen rato. No sé qué decir, además, hace siglos que a ella tampoco la veo. Bueno, mañana será otro día, ya veremos. No había manera de dormir. Vueltas y vueltas de un lado a otro de la cama, sin quitarse de la cabeza la imagen del bibliotecario colgando con la soga al cuello. Y entre medias, lo que le habían contado esa mañana. Le iban a desahuciar y antes de que llegara la policía le había suicidado. Le iban a desahuciar!! Como puede ser eso? Pero con la que esta cayendo cómo es posible que los del banco o quien sea lleguen al punto de poner a una familia en la calle? No tiene sentido! Y la familia no le pudo echar una mano?? Por lo visto ni lo sabían. El tío no quería que se enterara nadie de su entorno, supongo que por vergüenza. Tiene cojones, llegar a ese extremo. Pero de todas formas, se verían de vez en cuando, digo yo. No sé, lo típico que quedas a comer un domingo con el resto…ya, pero casi siempre en esas cosas se hablan de bobadas. A ver si es que yo les pregunto a los míos como están y si tienen ganas de pegarse un tiro o no? La verdad es que cualquier día pasa cualquier cosa y no nos hemos ni enterado. Vamos a nuestro rollo y lo demás nos importa tres pepinos. Vaya, ya son casi las dos, tengo que dormir…

Tirarse por la ventana es un arrebato en sí. Por el contrario, ahorcarse no es ni más ni menos que la demostración definitiva de la agonía y el sufrimiento de un ser humano. No puedo sufrir más, y me voy, pero me voy sin parar de sufrir. El que piense que es cobardía se equivoca, lo que ocurre es que todos tenemos un límite del que desconocemos su ubicación. Para unos esta tan lejos que jamás llegarían a rozarlo, para otros, cuando las variables se alían en su contra, antes o después acaban por alcanzarlo y es entonces cuando la idea de quitarse de en medio aflora en medio del caos de su existencia. El día a día es una olla a presión, un examen que se suspende una y otra vez, y las razones de seguir presentándose poco a poco van desapareciendo , al principio de manera sutil, a ratos, y luego cada vez con más insistencia. Es como el agua en una roca, con la presencia suficiente es capaz de quebrarla. La noche pasa, pero al sonar el despertador lo primero que se le viene a la cabeza es otra vez el día del semáforo. Tenía que haberle saludado! Qué me hubiera costado? No sé, lo mismo me hubiera dicho algo, o me habría dado cuenta de que no se encontraba bien. Vaya mierda, pobrecillo. Tengo que llamar a estos a ver cómo están.

viernes, 19 de octubre de 2012

TRANSNEVADA EN SOLITARIO 2012

Transcripción de mi diario de montaña.

TRANSNEVADA 2012 DÍA 1: GRANADA-REFUGIO DEL POSTERO ALTO 102,68 KMS. ASCENSO ACUM. +2878 m. /-1684 m.

9 A.M. Tengo más miedo que vergüenza. Estas cosas, si se piensan demasiado nunca se terminan por hacer y en esos estamos, dicho y hecho. Las alforjas y el trasportín son de Alex, (Mil Gracias tío!) y la bolsa del manillar de Fernando(Cómo me está viniendo macho!) Lo primero que noto es que la bici es un muerto que te cagas. Subir a Güejar Sierra me ha costado un buen esfuerzo y mira que voy en modo-ahorro total. Me tengo que habituar y lo sé, por lo que trato de no darle vueltas y listo. Paro en la plaza a beber agua y sin entretenerme tiro para el Collado del Alguacil, primer gran desafío. La subida ya la conozco de otras tres veces y sé que es dura de verdad, así que no me sorprende que me cueste la misma vida cada kilómetro de ascensión.

Paro en el Cortijo Balderas a saludar a sus nuevos dueños y a darle las gracias de nuevo por lo de la bomba de la bici del otro día. La verdad es que son todos unos hippies que me miran con cara de chalao, pero me da igual, yo a lo mío, le doy un trago de agua al botijo que tienen colgado y me marcho. El último tramo, aun habiendo parado en el mirador, se me hace largo, interminable; cuando veo el final y corono me pongo contento de verdad. Lo malo es que el esfuerzo ha sido importante y sé que a lo largo del día lo voy a pagar. Además, el tiempo está bastante inestable y me preocupa la posibilidad de que se ponga a llover. Bajo a Tocón y continuo subiendo hasta los Blancares por la carretera.

Al coronar, la ruta se desvía a la derecha alargando la subida casi seis kilómetros más. Se hacen bien porque es relativamente suave, pero en realidad es un vueltón, y cuando bajas dirección a La Peza es cuando realmente te das cuenta del subidón que pega. Al pueblo no se llega, la ruta queda por encima, y lo siguiente son unos tramos bastante asquerosos hasta llegar a Lugros. Son las 4 P.M. y esta ha sido la parte que menos me ha gustado sin duda. Además, ha coincidido que de repente me he dado cuenta de que llevo un chirrido en la bici que me está sacando de quicio. Que coñazo joder! Pero qué suena cojones? Por fin en Lugros. La llegada chulísima pues he coincidido con el traslado de un encierro completo para la corrida de toros de la Peza, que está en fiestas. Ha sido emocionante ver el ganado a menos de dos metros protegido por el guarda raíl de la carretera. En el pueblo no hay ni gatos.

Esta zona de la provincia de Granada es absolutamente deprimente. Nada abierto, ni un bar. Finalmente consigo que la dueña de la tienda me abra para poder comprar un par de plátanos y dos coca-colas. Desde el desayuno es lo primero que como en el día. Comer me sienta de lujo y, con ánimos y fuerzas renovadas, tiro hacia Cogollos de Guadix. A la salida de Lugros se pasa por la ganadería brava del Camarate, otra oportunidad cojonuda para ver los toros de cerca. El tramo se hace rápido porque casi todo es asfalto, no en vano se pasa por al lado de una cantera de grava.

Cogollos se cruza en un minuto, y en seguida se gira a la derecha hasta que empieza un camino que ya no se suelta hasta Jérez Del Marquesado. La etapa 1 de la Transnevada acaba en Lugros, así que este tramo ya pertenece a la segunda. La llegada a Jérez es gloriosa. Tramo de asfalto en llano súper-chulo y muy recomendable. Justo en la entrada del pueblo me encuentro a un par de trabajadores del parque y aprovecho para preguntarles si el Postero está abierto. Creen que si, por lo que, teniendo en cuenta que mi ruta pasa tan solo a 3 km. Del refugio, le echo huevos y tiro para arriba. Prefiero la comodidad del Postero, comida caliente incluida, y a las malas, si está cerrado siempre me puedo meter en el cuarto de “los lobos” y listo.

A mitad de subida me encuentro a Pedro, el guarda del refugio. Me dice que está cerrado pero que va para Jérez y vuelve a subir con la familia así que me puede abrir los lobos, que en teoría debería estar abierta siempre. No lo entiendo, la verdad. El caso es que esta puta cuesta se me está haciendo una canallada y no veo el momento de llegar. Aparece el desvío, pero desaparece la luz del sol poco a poco. El Picón al frente, los pinares, el Alhorí, la puesta de sol, todo es bestial. Lo malo es que estoy liquidado y toda esta belleza me da igual, solo quiero llegar. Lo hago, etapa conseguida. Cien kilómetros de esfuerzo para un primer día absolutamente acojonante, por todo. Cómo no, necesito mencionar a mi bici, ES LA PUTA POLLA!!!!!

DIA 2: REFUGIO POSTERO ALTO-VIVAC DE LA POLARDA 116,26 Kms. 10hs. 50´ 35 ´´ ASCENSO ACUM. +2316 m./-2329m

El Postero me gusta, pero no es como el Poqueira. Es más, Pedro, a mi modo de ver se comporta como si fuera un globero de la montaña. A veces es mejor callarse y eso hago, pero me toca los cojones cómo me ha cobrado hoy teniendo en cuenta que en teoría no estaba abierto el refugio y me iba a quedar en los Lobos. Preguntaré en la federación a ver…

Salgo a las 9 como ayer, más que nada porque antes no hay suficiente luz y el frío tira para atrás. Desciendo los 2,7 kms. Hasta el desvío a la Tizná. Aun no lo sé, pero este va a ser un día absolutamente maravilloso. Ya he aprendido algo que en realidad ya sabía, y es que de las publicaciones del Parque no te fíes jamás! Es que es acojonante: ponen fuentes donde las hay; dicen que el perfil sube cuando baja, y al revés; y cosas peores que ya iré descubriendo. Pero eso no quita que este tramo de la ruta me esté flipando por momentos.

El trazado es sencillo, se continúa el perímetro marcado por los límites del Parque, transcurre pues por la pista principal que une, en la zona alta los términos municipales de todo el Marquesado. Es por tanto un sin fin de ascensiones y descensos que poco a poco avanzan dirección Este, como queriendo salirse de Sierra Nevada.

Devoro kilómetros sin parar más que para tomar un respiro, echar un trago de agua o simplemente deleitarme con el paisaje. Mi soledad es absoluta, durante horas no veo rastro de vida humana ni de lejos, y los únicos sonidos que me acompañan son el viento azotando los pinares, mi respiración y los quejidos de mi bicicleta ante las infinitas rampas que subo y bajo. Lo del chirrido ya ni me preocupa, lo tengo localizado y no puedo hacer nada. Mind Fullness. El Modo-Ahorro es mi única opción ante tan largo recorrido, por lo que si me sale de las narices pararme, me paro y se acabo.

El propósito de hoy es llegar como mínimo a La Roza, que es una zona de acampada o algo así. Tengo claro que eso está hecho desde que paso por el Refugio de Ubeire, pero lo de llegar al Collado del Espino sigue siendo una incógnita. El mapa de mierda este de la Transnevada dice que al final de etapa hay un vivac, y esa creo que puede ser muy buena opción para hacer noche. Rehuyo la tentación de parar en La Roza y con un par le tiro. La broma me va a costar un buen trecho más, pero bueno, todo lo que haga hoy de más es lo que me quito de mañana. Ya veo las estribaciones de Sierra Nevada y me emociono pensando en la vuelta que le doy. De ir viendo el sol delante de mí, a llevarlo calentando mi espalda, aunque es un decir, porque en realidad no he visto el sol en todo el día ya que lleva nublado y amenazante desde que salí del Postero.

El gilipollas del autor de la guía vuelve a hacerme de las suyas y cómo no, otra vez en el final de etapa pasa olímpicamente de las señalizaciones y de los kilometrajes. Por favor, si alguien está tan colgado como para hacer esto, que pase de hacerle caso a esta basura de guía. Se supone que el vivac de la Polarda está a 6,8 kms. por el camino, y que antes, en el Collado del espino hay otro vivac. Pues no, en dicho collado no hay absolutamente nada, solo unas barbacoas y una caseta cerrada con candado, y para llegar al de la Polarda, aun quedan más de siete kilómetros de ascensión. Una putada vamos, que me va a costar dormir en un cuchitril de cojones, sucio y lleno de bichos. Uno sabe que está listo de papeles con la bici cuando ya no es capaz de distinguir con claridad si sube o si baja. Cuando llega ese terreno de falso llano, que pica hacia arriba, y que es desconcertante a más no poder. Ahora me está pasando, y me sorprendo a mi mismo mirando hacia atrás tratando de averiguar si subo o bajo. Sonrío, porque sé que todo es fruto del cansancio, estoy hecho polvo la verdad. Hace bastante frio, no más de un par de grados sobre cero, por lo que después de zamparme, dos kunfu, dos sopas y lo que me quedaba del bocadillo que me han invitado Pepe y Loli en Ubeire, me meto en el saco y me pongo a planchar. Mañana más.

DIA 3: LA POLARDA-TREVELEZ 112,22 KMS. 8HS. 40´29´´ ASCENSO ACUM. +1750 m./-2215 m.

La noche fatal: bichos, calor, frío, ruidos extraños, pearracos,…a mitad me levanté a mear y pude contemplar un cielo increíble, sin embargo esta mañana está todo cubierto y hace una rasca del carajo. Lo de siempre. Recogida de material a la vez que se calienta el agua para poder tomar esa asquerosidad de copos de avena. Estoy muy cansado y me duelen las piernas, pero es lo que hay y tampoco quiero pensarlo mucho.

Espero a que haya suficiente luz, me pongo la ropa de abrigo de la bici y me doy el piro. Toca subida y no sé cuánta, así que paciencia hasta que el cuerpo comience a calentarse y pare de protestar. A lo tonto llevo muchos kilómetros acumulados en las piernas y eso se nota. Hoy es un reto, pues se trata de hacer dos etapas y media en un solo día. Antes de que se me olvide: en total me encuentro a dos personas en toda la ruta de montaña, y que encima se trata de unos guiris que no tienen ni puta idea de donde están (Río Grande de los Bérchules).

Veo más gente, en La Ragua, pero son unos “moteros” con pinta de “todo estamos estrenando algo hoy no? “y que me miran con cara de llamarme tarado. Es cierto, pero me la pela, en realidad este tipo de gente con las Varadero y esas sucedáneas de moto de Trail me resultan patéticas que te cagas. Se las dan de aventureros y por Dios que ni se acercan, y tampoco son moteros de verdad, son una banda de flipaos. Lo mejor sería que se fueran a hacer Pilates, o a jugar al pádel, o mejor aún, que se vayan a la mierda.

Sigo. Esto no baja de los dos mil metros y frío hace de verdad. Es una de las cosas que peor llevo de la bici, y no es de ahora; subes y te asas, bajas y te pelas. Otra vez el arte de vestirse y desvestirse. La ruta sube y baja, sube y baja, mil veces. Loma que rodea y barranco que entra, y son infinitos pues no en vano, a la postre saldrán un buen montón de kilómetros hasta Trevélez. Mi paso por La Ragua es sin pena ni gloria, no hay nada abierto ni para comprar un bote de coca-cola. Qué pena de Sierra Nevada, como me duelen estas cosas, como sigue desaprovechado el mayor tesoro natural de Granada.

Desde aquí, el camino está francamente mal debido a los trabajos de deforestación. Esta tarea es absolutamente necesaria, pero el paso de las maquinas y los camiones revientan los caminos y las pistas sin contemplación; la erosión es brutal, devastadora. Todo el rato voy pensando en que transitar por aquí es como ir por un campo de minas, y en cualquier momento voy a pinchar una rueda, o una rama suelta se va a colar entre los radios y voy a pegarme el hostión padre. Pero me libro, se ve que hoy no es mi día. Me cruzo de nuevo con otra piara de jabalíes, con varias ardillas, y muchísimas cabras montesas, es una verdadera explosión de vida animal. El territorio de los Bérchules debe ser de los más grandes de Sierra Nevada pues los “lomancanos” que lo defienden son absolutamente faraónicos, y como es lógico, acabarlos se hace interminable. Al fin, cuando ya un poco harto llego al Río Chico me entra la risa acordándome de mi gran amigo Fernando y Nandi en su Sulayr. Qué “mataero” de día echaron por aquí!

El descenso a Juviles es larguísimo, y el final lo remata un tramo de carretera asfaltado como si fuera la pista de un gran premio de moto GP. Como rueda la bici! Que chulo! Llego a Juviles, por fin! Después de La Mano de Fátima esperaba algo más: ni plaza central, ni cristianos decapitados por el suelo, ni sangre derramada a borbotones... Nada, un cutre-bar en el que me bebo una coca-cola sabiendo que el objetivo no está aquí por mucho que se empeñe el indocumentado de la guía, sino en mi querido Trevélez. He dejado de mirar el reloj y el cuenta-kilómetros porque llegar a este maravilloso pueblo hace tiempo que para mí es como llegar a casa. Cómo me gusta. Desde el puente del río hasta la Fragua es como subir el Angliru, y encima cuando pregunto si hay habitaciones resulta que como es puente está todo lleno. No pasa nada, bajo un pelín al Hostal F. y me alojo por 20 €, con ducha incluida. La sopa de picadillo con el chorreón de Xerez, la verde, y el chuletón de vaca están asegurados, mañana más!

DIA 4: TREVELEZ-GRANADA 127,4 KMS. 12H.46´08´´ ASCENSO ACUM.+2887m. /-3236m.

La memoria del Suunto se agotó cuando llevaba más o menos cuarenta kilómetros, y al final el cálculo lo tengo que hacer tirando de mapas. Ya sabía que hoy era el día más jodido de los cuatro pues trasponer desde Trevélez hasta casa de una única tirada suponía no solo una kilometrada bestial, sino que además el terreno es una verdadera putada. Bueno, he dormido bien, a pesar que el hostal es un cuchitril de narices y la cama un verdadero suplicio. En realidad no hay mucha diferencia con mi esterillo en La Polarda. Lo bueno, y eso si que lo agradezco es que tengo ducha y mi espalda y el resto del fatigado “cuerpecico” mío lo revelan.

Como le dije a la señora del hostal, a las nueve saldría y así es. Pero no arranco en la bici hasta que me meto dos cafés, una napolitana de chocolate y un par de rosquillas caseras de la panadería. Ahora sí, empieza la jornada y nada más subirme a la máquina se inician las primeras rampas que suben hacia el Barranco de la Bina. Joder cómo empieza esto! Es un zig-zag en constante ascenso que en realidad se traza en la falda del Chorrillo. Me encuentro bien, y la premisa de no gastar absolutamente nada me hace avanzar lento, pero firme. Me informé en el pueblo de cómo está el barranco y más o menos me hago una idea, aunque la realidad es que cuando por fin llego me parece que esta muchísimo peor de lo que me habían dicho. Son menos de cien metros los que hay que salvar, pero a esta gente solo les ha quedado la opción de trazar un bajadón hasta el mismo río y después una pared hasta que remonta al camino. La bajada tiene un pase, siempre controlando que la bici no salga disparada, pero escalar ese muro tirando de tantísimo peso me pone realmente cardíaco. Al final se hace, cómo no, con dos cojones.

Desde Trevélez, por esta pista, Capileira dista aproximadamente veinte kilómetros, siendo la parte final un largo descenso que finaliza en la carretera que sube hasta la Hoya del Portillo., justo en el mirador desde el que se puede divisar Capileira, Pampaneira, Bubión, el Veleta, … Me paro y me hago unas fotos. Estoy contento de verdad, y en el pueblo detengo la marcha para tomarme un café. Después, continúo hasta Soportujar, a la Ermita del Padre Eterno.

Empieza lo difícil, un subidón a casi dos mil metros hasta la Casa Forestal de Cañar. El descojone es que desde donde estoy, la distingo allá a lo lejos, en mitad del encinar y el robledal, y me parece increíble hasta donde tengo que subir. En fin, paciencia y una caña, esto es así. No sé lo que tardo, pero es mucho, y cuando por fin llego a Puente Palo son más de las dos de la tarde. En estos cuatro días no he comido a medio día, y hoy no va a ser una excepción porque entre otras cosas, no tengo más que un trozo de chocolate, huesitos y unos geles. En la Casa Forestal de Cañar finaliza y comienza etapa según la guía, pero para mí ruta solo es un paso intermedio. Mi objetivo está en Dilar y luego a casa, esa es mi Transnevada.

Lo que ocurre es que esta parte del recorrido es de la que tengo menos referencias, y sobre todo, una vez en la Rinconada de Nigüelas, no tengo claro por dónde va a ir. Adelante, no queda otra. A mi izquierda se distinguen perfectamente los plásticos de Motril, Salobreña, la Presa de Rules y el puto Haza del Lino. Sopla mucho aire y la temperatura es baja, por lo que me abrigo para la bajada a Tello. Justo al inicio de la misma me cruzo con un camino que visiblemente se dirige hacia el mismo barranco y mucho más llano. Me da toda la impresión de que por ahí se iría mil veces mejor, pero la señalización indica que siga bajando y le hago caso, muy a mi pesar. Por donde voy está francamente mal, es peligroso y me concentro a tope para no dar un leñazo. Llego al cartel de tramo no ciclable. Pone que son doscientos metros, pues nada, me apeo de la bici y adelante. Paso por un cortijo del que sale un “notas” rarísimo, pero amable, y se ofrece para darme algo de beber y comer. No tiene mucha idea de por dónde va la ruta que sigo, pero le agradezco el ofrecimiento y continuo mi marcha.

El hijo de la grandísima... del autor de la guía me la ha jugado del todo. Los doscientos metros se convierten en más de un kilómetro de puteo arrastrando la bici hasta subir a la Casa de Tello. Menudo bribón, pienso, ni de coña ha hecho este tío la ruta en bicicleta! Maldito embustero! Pero es que además, esta remontada se cruza al final con el camino que había visto al inicio de la bajada, así que este tramo no tenía ningún sentido trazarlo así. El cabreo me hace perder el control y no me fijo en que estoy en un sitio totalmente impresionante con unas vistas hacia el sur que encojen el corazón.

El viento me está machacando, y el frío es lo suficientemente intenso como para que me tenga que abrigar de verdad. Miro el mapa, según el cual me queda la última gran subida del día hasta la Rinconada de Nigüelas, a 2220 mts. Es un leñazo de catorce kilómetros, pero una vez allí estaré realmente cerca de mi objetivo. Vamooosss!!!! La subida es dura y larga, muy larga. En todo momento veo el mirador de la Riconada, así que tienes la referencia y vas viendo lo que te queda. Después de casi dos horas de pedalear, consigo llegar arriba y ello me da un subidón de moral increíble.

La guía dice que no hay más remedio que bajar hasta el río Dúrcal para después remontar un poco hasta Ermita Vieja. Bueno, me parece bien, siempre y cuando no me quede demasiado ascenso. El caso es que esto baja de narices, más y más, y casi pierdo mil metros de desnivel. A mitad de bajada, justo en frente, al otro lado del barranco diviso dos caminos que ascienden entre los pinares. Uno se dirige a la derecha hacia el Collado del Pino; el otro no sé a dónde va, pero ambos son criminales.

No me cuadra, y decido parar y comprobar el mapa. Según este tío el cruce del río es a 1200 m. y el puerto de Mala Mujer se corona a 1420 m. así que no puede haber mucha subida. Craso error, este hijo de mil padres me la va a jugar de nuevo. Justo en las primeras rampas, cuando ya estoy a 1350 m. un 4x4 pasa por mi lado y se detiene. Es una pareja que llevan un caballo en un remolque. Me preguntan si estoy bien-les digo que si-aunque como siempre en estos casos, no es verdad. El hombre lo detecta y se ofrece a subirme en el remolque-le digo que no, que gracias, que no puede quedar mucho, que prefiero hacerlo por mis propios medios. De repente, la mujer asoma la cabeza por la ventanilla y me corrige. Si te queda un buen tirón, un mundo...

No lo se, pero me voy a arrepentir de no subirme con ellos pues esta Mala Mujer se va a convertir en una de las mayores faenas de los cuatro días. Dios mío! Qué penaero! No acaba nunca, y ni siquiera puedo pedalear por el desnivel que tiene. Es una salvajada. Soy consciente de que mis ilusiones de llegar de día se han esfumado por completo y por tanto, asumo la llegada de ese momento de incertidumbre que se produce cuando la noche te sorprende en mitad de ninguna parte. Va a llegar, si o si. Trato de tomar todas las referencias visuales que soy capaz y me preparo para la oscuridad. Ropa de abrigo fuera para no subir agobiado, frontal, agua y chute de gel. La última vez que anduve por aquí en bici, antes del accidente, también pase muchas horas hasta poder volver a la ermita, y ahora mismo ni siquiera sé donde estoy exactamente. Miro para atrás, a lo lejos, otros faros rompen la oscuridad de la noche. Es otro 4x4 me imagino, pero no sé si viene hacia mi o se aleja.


Poco después, mientras mi calvario continúa en soledad, el coche aparece detrás de mí. Es un Nissan de los viejos matrícula de Granada, van cuatro o cinco personas y casi sin saludarles, les interrogo por lo que me queda de subida. Ya estás!-me dicen. Hace un rato llamé a Fernando para informarle de mi situación y casi fui grosero con él. Me quería contar lo del austriaco volador y a mí solo me preocupaba donde cojones estaba yo, y si me habría equivocado al no ver algún desvío o algo así. Mientras pienso en ello, de repente, mis temores desaparecen y me invade una sensación de felicidad acojonante.

Estoy en Ermita Vieja. Aun me queda bajar a Dílar a oscuras, y luego a Granada, pero en el fondo mi reto ya está conseguido. Le he dado la vuelta a Sierra Nevada, de casa a casa. Más de cuatrocientos cincuenta kilómetros de aventura en solitario sin más ayuda que mi fiel compañera de dos ruedas y lo mínimo que cualquier persona necesita para sobrevivir. Es curioso, ha sido largo, ha sido duro, pero ha sido una de las experiencias vitales más impactantes y trascendentales que he tenido en mi vida, y realmente siento pena de que se termine. Qué cosas tenemos…

miércoles, 4 de julio de 2012

ILUSIÓN



Ilusión. (Del lat. illusĭo, -ōnis). 1. f. Concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos. 2. f. Esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo. 3. f. Viva complacencia en una persona, una cosa, una tarea, etc. 4. f. Ret. Ironía viva y picante.

Esto es lo que dice la Real Academia que significa esa maravillosa palabra, y la verdad, me parece algo escueto, no?

Son las cinco de la tarde, lorquiana y taurina hora para empezar un andurreo por Sierra Nevada. La meteo acompaña, pues después de que hayamos pasado unos días infernales de calor en la capital, desde ayer sopla el viento del noroeste que ha hecho bajar las temperaturas de manera considerable, por lo que aunque cuando hemos salido caían a plomo 38º en la Avenida de Cervantes, aquí en Trevélez, a la sombra, no hay más de 25º, y la verdad es que es un gustazo.

Llevábamos bastantes semanas sin darnos un buen golpe cargados con el enano, y como siempre que ocurre esto, los primeros instantes del pateo son algo frustrantes pues se da la paradoja de por un lado sentir una tremenda felicidad por lo que está uno empezando a hacer, y a la vez sufrir la incomodidad de un mochilón a la espalda que no solo retuerce cada uno de los huesos de la raspa sino que dificulta cada uno de estos primeros pasos en un inicio verdaderamente empinado. Pero bueno, nada que no se arregle tras las primeras rampas de esta maravilla de la ingeniería que es la Vereda de Siete Lagunas.

Hoy, a diferencia de otras veces, no hay dúo sino terna pues hay un tercero en discordia, pero no se trata de alguien nuevo no, se trata de quien es ya a pesar de su juventud, todo un compañero de aventuras, y mucho más… El objetivo del día no está hoy muy lejos dado que por la hora de salida y porque el trastazo es mañana, nos conformamos con llegar a la Campiñuela y vivaquear allí mismo. Lo que ocurre es que nos lo hemos cargado en tres horas escasas y además, cuando hemos llegado, no había agua cerca pues la acequia más próxima iba seca, y esto sí es algo trascendental para un buen vivac. Por tanto, como aun hay luz suficiente decidimos alargar un pelín la jornada y llegar hasta el Vertedero donde seguro tenemos agua más que de sobra y con suerte encontraremos un buen sitio para pasar la noche.

Así es, el Culo Perro baja pletórico y justo al lado de la pequeña construcción que sirve de freno al torrente, encontramos un abrigo natural que otros ya utilizaron y tuvieron la gentileza de mejorar. Hace bastante viento en esa cota, a 2500 mts. y el ruido del río es verdaderamente ensordecedor, pero nos importa tres pepinos pues la sopa, el fuet al roquefort, los kunfu, la luna que nos acompaña, y esa magia que tiene siempre dormir al raso en la montaña, son ingredientes más que suficientes para pasar una noche estupenda. A las once más o menos nos metemos en el saco y confieso que este que escribe no llego ni a dar las buenas noches, pues morfeo me llevo enseguida a sus dominios con el regocijo y las pertinentes coñas de mis vecinos de esterillo.

6.20 a.m, es tarde. Puse el reloj a las seis menos cuarto y también a las seis, pero como suele pasar, a esa hora es cuando estaba más entregado al sueño, y ni me he enterado. La actividad comienza enseguida: hay que preparar el desayuno así que sobre la marcha y para aprovechar, nos ponemos a hervir agua para preparar el café soluble y comer esa cosa tan asquerosa que son los copos de avena. Ya ya! Ya sé que tienen mucha proteína, mucho hidrato y mucho rollo patatero, pero donde se pongan las tostadas de aceite y miel que desayuno cada día que se quite esto y se lo metan por donde no da el sol. En fin, que antes de las ocho ya hemos recogido todo, hemos preparado el enano y estamos dirección a las chorreras de la Laguna Hondera.

La temperatura es magnífica, no obstante, un fuerte viento nos azota nada más salir a la zona del “Valle del Silencio”, que es como bautizamos a este tramo la última vez que pasamos por aquí Fernando y yo, y donde asistimos al fenómeno meteorológico de soportar en el mismo día cuatro grados bajo cero en la salida del pueblo al alba, y veintiocho grados sobre cero en esta cota y rodeados de un nevazo descomunal. Cosas de la radiación solar y de la orografía del terreno.

El caso es que hoy, como digo, la temperatura es buena pero sopla un airazo de verdad, y esto no anuncia otra cosa que el hecho de que ninguno de los objetivos del día va a ser un regalo. Veamos, en primer lugar nos hemos planteado hacer cumbre en la Alcazaba por la Loma que es prolongación de la del Chordí y que empalma por la del Culo Perro; tras esto, y en función de cómo nos encontremos, la ruta discurrirá bajando a la Laguna Altera por el Collado del Pico del Globo, y una vez allí, tratar de ascender al Mulhacén por su cara Noreste, inédita para el trío, y bajar luego hasta el Alto del Chorrillo y de ahí a Trevélez.

El ascenso a la Hondera ha sido un gustazo y hemos llegado muy bien de tiempo, pero en el momento en el que nos encaramamos a la Loma de Culo Perro, el viento nos dificulta el avance de manera espectacular. A cada paso parece que nos vamos a caer, y el hecho de enfrentarnos a Eolo con una mochila tan voluminosa nos convierte en velas con patas, totalmente a su merced. De cualquier manera, estamos fuertes y decididos, y parece que hoy de esos días en los que va ha hacer falta mucho más que un Fuerza 6 para apearnos de nuestras intenciones. A eso de las once, “Mister 9” ya tiene su primera ascensión a la Alcazaba, y los dos cojos repetimos una cima que en ambos casos hacia más de quince años que no coronábamos. Cosas de la montaña, como tantas otras veces, la fidelidad escasea tan alejados del nivel del mar, y no acabamos de sacar una chocolatina en la cima de tan insigne reina de Sierra Nevada cuando ya estamos poniéndole los cuernos y escrutando el siguiente objetivo del día, la cara Noreste del Mulhacén.

El descenso desde el collado antes referido es de los que pone los pelos de punta, con tramos inclinados de verdad y expuestos a la roca descompuesta de un paredón de dimensiones faraónicas que nos contempla desde la izquierda de nuestro recorrido. No vamos rápido porque no podemos, cosas de huesos como quien dice, pero tampoco nos entretenemos en la contemplación así que al medio día nos encontramos junto a la Laguna Altera, llenando de agua los botes y preparando el material para la escalada. No conocemos la ruta más que por unas fotos de internet, pero ante la duda, llevamos la randoné de treinta metros, unos cuantos anillos de cinta y unos mosquetones para asegurarnos.

El inicio es un autentico calvario, tanto que por unos momentos a Fernando y a mí, que no a Alex que es uno de los Invencibles, nos hace dudar de lo factible de nuestra empresa. El terreno es un caos de lajas y arena con una inclinación tremenda en la que cada paso es motivo de suspiro e indignación. Poco se puede hacer ante tal enemigo más que perseverar y tener paciencia infinita. Tras un momento crítico en el que la cordada se desordena, nos volvemos a reagrupar y nos enfrentamos al verdadero reto del día, o por lo menos eso pensamos: un tramo de corredor de dimensión desconocida en el que no nos queda más remedio que asegurar la escalada. El “fenómeno” es sin dudarlo el que mejor escala de los tres, pero mandarlo de primero seria demasiada responsabilidad para él, y una total irresponsabilidad por nuestra parte así que por turno, y dado que ninguno de los otros dos somos unos expertos en la materia como comprobamos en los prolegómenos dedicados a las técnicas en cuestión, recojo los aperos y salgo para arriba.

Sin duda, estos cuatro largos son un relax para escaladores de roca pues la vía no es más que una trepa con patio, sin embargo, la dificultad no está en el grado sino en la inexistente seguridad fruto de la calidad de la roca, que como en todas las paredes de esquisto, es totalmente inexistente. Es imposible fiarse de ninguna presa, ni de pies ni de manos, y cada avance es un brindis al sol, un deseo de que aguante el peso del cuerpo y la fuerza con la que se tira de ella.

Tres horas y media de disfrute. De ese disfrute tan peculiar y tan extraño que es el de enfrentarte a un desafío; vivir la incertidumbre de no saber el resultado; comprobar paso a paso que los interrogantes y la desconfianza dan poco a poco paso a la consumación de un acto bello, pleno y armónico. Y cómo no, siempre tiene un gusto especial aparecer en la cumbre del techo de la Península por uno de esos lados en los que solo aparecen los que tienen ganas de empolletarse. Nos ha encantado a todos, de eso no hay duda, pero los gritos de satisfacción de mi sobrino putativo son completamente descriptivos.

Decía que lo del reto del día era algo cuestionable pues en verdad bajar desde ahí arriba hasta Trevélez es un golpetazo de aúpa. Más aún cuando en el tramo desde el la falsa cima confundo la línea y sin pretenderlo nos meto en una vereda que no deja prisioneros, y que nos liquida los cuádriceps hasta el extremo. Para estas cosas, el Movescount de mi Suunto acuña eso tan difuso de Efecto Entrenamiento Excesivo, o lo que es lo mismo, que te estás haciendo trizas y que tardarás en recuperarte lo que no está escrito, y doy fe pues cuatro días después y aun me cuesta bajar las escaleras…

El caso es que por fin encaramos la bajada del alto de Chorrillo hasta el pueblo y , a pesar de que ya andamos hechos unas perricas, conseguimos aparecer por ese hogar de perdidos y hambrientos que es el Restaurante La Fragua. Una reflexión sobre el Chorrillo: que nombre tan poco apropiado para un cerro de tales proporciones.

En definitiva, una salida al monte de las que no se olvidan. Me quedo con muchas cosas, pero si he de elegir una, me quedo con el ímpetu de un muchacho de apenas quince años y que se llama Alejandro Navarro. Un zagal que es ya un ejemplo de aptitud y de actitud; de inteligencia y audacia; de compañerismo y de sensibilidad. No puedo decir otra cosa, quizás porque me identifico no sé si con él, o como me hubiera gustado ser a mí, aunque para el caso es lo mismo. Estoy absolutamente seguro de que estamos ante el caso evidente de un grandísimo montañero. Es posible que este hecho no les haga demasiada gracia a sus padres, pues aunque también aman la montaña, las preocupaciones por los hijos son siempre primordiales, sin embargo, me da que ya no hay remedio. No es exagerado si digo que antes de los veinte años a este tío se le queda pequeña Sierra Nevada y buscara otros horizontes, y los encontrará, pues cualidades le sobran, capacidad le sobra, y es una esponja que absorbe cualquier aprendizaje ávida de conocer y de aprender (coño!, no solo se sabe la Sierra mejor que muchos entre otros yo, sino que en el instituto lleva 9 de nota media). Pero por encima de todo, lo que desborda a raudales es una ilusión acojonante.

lunes, 18 de junio de 2012

Je me rends!



Pues si, son el enemigo. Por mas que me gusten sus vinos, sus montañas, sus personajes, sus carreteras, su chovinismo, y todas sus puñetas, son el enemigo. Y más aun cuando se acerca el estío, cuando ya la tierra rojiza del Roland Garros empieza a ser preparada para el combate, cuando el color amarillo "tour" empieza a salir en la prensa y en la tele.

Que no se engañe nadie, a Francia y a los franceses les encantaría haberse quedado aquí hace doscientos años, y aunque solo fuera en nuestro territorio, llevar a cabo su idea de la Aquitania Napoleónica. Claro, que no contaban con la mala leche de unos españolitos que a base de escaramuzas y "albazeteñas siete muelles" hicieron trizas sus bien vestidas tropas. Por eso, entre otras cosas, esta gente no va a animar a nuestro Nadal hasta que no le vean arrastrarse por el polvo de ladrillo; por eso, tienen esa inquina a todo bicho viviente que desde el sur, desde el otro lado de los Pirineos, tenga la osadía de acercarse a competir en su suelo.

Los españoles llegamos tarde casi siempre, entiéndase, en la historia me refiero. Llegamos tarde porque entre otras cosas, cuando por fin nos damos cuenta de que las cosas que ocurren fuera de nuestras fronteras son pasos importantes para el desarrollo y el futuro, el resto ya nos han cogido ventaja y ponernos a su nivel nos acarrea el doble de esfuerzo. "Castilla, antes dominadora, ahora envuelta en sus harapos, desprecia cuanto ignora..." Pero bueno, qué le vamos a hacer, "...señora, así somos España y yo".

De manera que al Tour de Francia, también llegamos con retraso, exactamente con siete años de retraso, y que manera de llegar! Solo diré un par de cosas sobre nuestro primer participante: la primera, que para recoger su dorsal 155, el "Cojo" como apodaban a nuestro primer representante necesitó cruzar toda Francia en solitario, montado en su bici y habiendo salido desde Bilbao. La segunda, que el pobre Vicente Blanco, que era como se llamaba en realidad, no pudo aguantar ni siquiera la primera etapa.

Pero hay cosas, como en la vida, que comienzan fatal, y que al paso de los años mejoran y mejoran. Y este es el caso de la participación de los españoles en el Tour. Ya hace tiempo que a través de este foro recomendé efusivamente seguir en la manera de lo posible la carrera. Hoy, a poco mas de semana y media de su inicio, lo vuelvo a hacer. Pero no lo hago por el futuro papel de nuestros compatriotas que seguro será relevante, lo hago porque parto de una base, y es que se trata de la carrera de las carreras, y este año, de nuevo, la etapa del Tourmalet será decisiva. Ese día, decimoséptimo de competición, los corredores se van a zumbar ni mas ni menos que 197 kilómetros, y entre medias, tendrán que calzarse el Aubisque, el propio Tourmalet, el Aspin y para acabar el Peyresourde. Se me ponen los pelos como escarpias.

Cuando hace tres años, antes del fatídico leñazo, me fui a hacer bicicleta por aquellos lares, mi debut fue en el grandioso Mont-Ventoux, ascensión a la que ya me referí hace un par de semanas. Larguísima, sin descansos, y con la constante visión de la blanca y caliza cima. Luego, en Andorra, eché un par de días maravillosos subiendo tres puertarracos de órdago como son Arcalís-El Serrat y el Col de Ordino, encadenándolos en una misma etapa de cien kilómetros. Y al día siguiente el Port de Envalira por sus dos vertientes, saliendo desde Francia la primera, bajando después hasta Aubinyá y desde ahí media vuelta hasta el Pas de la Casa, otro etapón de un porrón de kilómetros. Tres días de dar pedales absolutamente memorables y divertidísimos, con unos paisajes increíbles y unas carreteras fascinantes. Pero, oh mon dieu! si me tengo que quedar con algo de aquel viaje no puede ser otra cosa que el día que subí el Tourmalet.

Si queréis saber datos técnicos os invito a que os metais en las paginas de altimetrías que hay en internet, y podréis informaros de cualquier detalle de la subida, yo lo he olvidado casi todo, no es relevante. Estar en esa carretera; ver la señal de tráfico en la que pone Col D Aspin 11/ Col Du Tourmalet 41 ; pasar por Sant Marie de Campan y beber agua en su fuente; atravesar los túneles que protegen de las avalanchas; pasar por La Mongie dando pedales a la vez que uno contempla sus terrazas atestadas de gentes que paran allí día tras día del verano solo por admirar el paso de los ciclistas; alcanzar uno tras otro, los carteles que indican el porcentaje medio de subida de cada kilómetro, la altitud y lo que queda para la cima; el verdor de los prados en el que contrasta sobre manera el gris del asfalto que tan virtuosamente cubre el sinuoso trazado, todo ello, es lo que te hace, por un día, sentirte el tío más feliz del mundo.

Por que subir el Tourmalet no es solo montar en bicicleta cuesta arriba, es estar en el escenario ciclista más famoso de la Tierra, y aunque sea a ocho kilómetros por hora y soltando espumarajos, por unos instantes formar parte de él. No había nada de esto, os lo garantizo, pero mientras me afanaba en la ascensión, yo escuchaba el rotor del helicóptero de la televisión francesa. Y si, también escuchaba y veía el sonido de las motos y sus inconfundibles sirenas politónicas; y a los aficionados dando ánimos y gritando, incluso creí ver al "colgao" ese que va disfrazado de demonio corriendo a mi vera. Allí estaban todos, y por ello, cuando por fin coroné y pasé por debajo del Gigante Plateado, el monumento en honor a Octave Lapize, sentí una alegría inmensa por haber vivido algo tan místico y tan bello.

Arriba hay poca cosa, un bar a la izquierda y una tienda de souvenirs a la derecha. Como la gente llega tan "listica" de fuerzas en ambos garitos se aprovechan y por una cocacola te hacen soltar casi cinco euros, pero claro, uno los paga encantado. Me bebí un par de ellas, y poco a poco, en vez de recuperarme, me fui dando cuenta de que estaba bastante mas cascado de lo que pensaba y además, aun me quedaba todo el descenso hasta Campan y subir de nuevo el Aspin. Puff! pensé, mientras marcaba en el móvil el número de mi hermano Salva con el fin de darle la noticia. No debí transmitirle demasiado entusiasmo pues se apresuró a preguntarme si estaba bien, a lo que respondí un si lacónico y poco creíble. Razones tenia, la verdad, pues encarar de nuevo el Aspin por la otra vertiente se me hizo un "penaero" total.

Pero lo hice, y en la cima, mientras me ponía la chaqueta para el descenso hasta Aurreau aparecieron por allí un grupo de valencianos que se brindaron a sacarme un foto al lado del cartel. Sin duda, es de mis fotos favoritas no solo de aquel viaje, sino de todas en las que salgo, pues al verla, contemplo en mi expresión un brillo especial, es la cara que se le pone a uno al sentirse por un momento parte de un lugar tan acojonante como el Tourmalet. En la Segunda Guerra Mundial, los aliados, con ese sentido del humor anglosajón tan puñetero, decían de Francia que para lo único que había demostrado servir era para ser invadida, y por ello, la frase favorita de un francés era ¡Me rindo!. Puede ser verdad, pero no es menos cierto que sin ellos, y sin su visión de las cosas, no existiría ninguna de las competiciones más importantes del panorama deportivo mundial, así que en el fondo tenemos que estar agradecidos. No en vano, la ruta del Tourmalet fue descubierta para la Grande Bouclé por un periodista que casi perece en el intento y que mediante un clamoroso embuste, convenció a los organizadores de que la carretera era practicable, cuando era una precaria pista de tierra por la que solo transitaban los pastores, y que la ruta era muy buena para las bicicletas y demás vehículos de la carrera. Valiente golfo este Steinés! me imagino que es lo que debió pensar "el patrono" Desgrande cuando Octave Lapize, primer ciclista de la historia en coronarlo, gritó aquello de Asesinos!!

martes, 12 de junio de 2012

Premier Service!

Admito lo de ventajista, resultadista y oportunista, lo admito, pero es que no lo puedo evitar, este hombre es mi héroe. Y mira que este mes de mayo y junio está dando de sí, pero lo cierto es que contemplar a este señor tan normal dando palos en la Philip Satrier frente al inconmensurable Djokovic ha sido un verdadero regalo. Y que día para celebrarse la final! El mismo que el debut de la selección española de fútbol en la Eurocopa, el mismo en el que dando a mi modo de ver una buena imagen, lo que sí que echo en falta es la virtud principal que la ha llevado a triunfar en los dos últimos campeonatos internacionales en los que ha participado: la competitividad. Pero bueno, esa es otra historia, que además seguro que para pasado mañana queda olvidada. Escudriño los partidos de Nadal buscando gestos, detalles de la liturgia en la que celebra la eucaristía de su tenis, y la verdad es que cada vez me quedo más boquiabierto con este ser tan superiormente convencional. Y recalco lo de convencional, porque se parece tan poquísimo a los megadeportistas al uso, que me hace dudar si lo que más admiro de él es como juega cada punto o cómo en cada acto, palabra u omisión suyos hace de ellos un ejercicio de contrición y de respeto para todos y cada uno de sus rivales. Puede haber alguien que opine que esa forma de ser solo nos llama la atención porque gana, por sus triunfos, pues sin ellos no le prestaríamos atención. No puedo estar más en desacuerdo, pues en verdad es al revés. Este tío gana precisamente por su forma de ser. La superioridad mental es la clave, es el quid de la cuestión, y es precisamente el respeto y la humildad que muestra en su comportamiento lo que le hace encarar cada partido, cada torneo, con un agradecimiento previo por ser tan afortunado de estar ahí, y por ello cada vez lo da todo, siempre en buena lid, sin una puñetera trampa. Es alucinante, de verdad. Ayer, no recuerdo si en el primer o segundo juego de la reanudación, el serbio , con su saque, ejecutó un primer servicio de esos de los que van a una velocidad absolutamente increíble, y en el momento de tocar tierra, el juez de línea emitió un sonoro grito chivándose de que había ido fuera. Novac, sin dudarlo, se metió la mano en el bolsillo con la intención de sacar de nuevo, cuando Nadal, desentendiéndose de ello, a la par que miraba al juez de silla, con paso firme se dirigió al lugar exacto donde había impactado la bola y certifico que el linier se había equivocado, y que aunque ni el juez principal ni su contrincante hubieran piado reclamándolo, el no estaba dispuesto a que se le concediera ni una sola ventaja que no fuera merecida por sus propios meritos. Con el extremo de su raqueta, dibujo en la rojiza tierra un circulo tras lo que el juez de silla contesto-premier service!. Rafael, se dio media vuelta y mientras retrocedía a su puesto para recibir el siguiente misil, recibió una sonora ovación acompañada de aplausos de mano de ese público tan desagradecido y poco favorable para con los españoles que es el pueblo francés. Nobleza obliga, me imagino, a mi me hubieran metido de sanción quinientos años tras sacar mi dedo corazón y exclamar un explicito –que os den, ahora seguid animándole a él! Pero claro, esa es la diferencia, yo solo soy un pringao y Nadal es un Mesias. Lo que después vino fue la consumación de varios hechos históricos: Nadal, fuera aparte de zumbarse el record de Borg, se convierte en el Señor de la Tierra, y cual personaje de Tolkien, ante su Babolat nada pueden hacer el resto de sus rivales, mientras que las lesiones le respeten, por más que utilicen magias oscuras y anillos de poder; Nadal , es ya el mejor deportista español de todos los tiempos, superando por tanto a Induráin, lo que no es ninguna charlotada; pero hay más, Nadal le demuestra al Mundo, pero sobre todo a Francia y a Inglaterra que en España nos las gastamos así. Toma guiñoles ¡ Gibraltar Español! Cómo no, lo primero que hicieron los franchutes es hacerle un control anti-dopaje nada más entregarle la Copa de los Mosqueteros. Me parece perfecto, no ataca quien quiere sino quien puede.

lunes, 4 de junio de 2012

Viejos amigos, viejos enemigos.

Casualidades de la vida, en el plazo de veinte días en mi entorno han resurgido tres viejos conocidos, de esos de los que en su momento dejaron profunda huella tanto en el espiritu como en lo fisico. De mi paso por Ronda ya hable el último día y no mas me queda decir que ayer mismo por la tarde, cuando venia de dar un paseo con la bici por el Cortijo de Belén, la casualidad me hizo cruzarme con mi querido amigo Pablo, con el que tuve el honor y la desdicha de pasar aquellas largas horas por la serrania rondeña. Nos paramos y le hice alusión a mi recuerdo de la carrera tras lo que convinimos en que ambos, despues de aquello, teniamos claro que no volverñiamos jamas. Tuvo gracia cuando en un alarde de optimismo dijo que lo que se habia demostrado con el tiempo es que nuestra estrategia para la carrera era erronea. No! erronea no! es que no hubo estrategia alguna! Pero como ya he dicho, no pretendo hoy seguir con los 101, sino comentar el reencuetro con una vieja amiga, y con un antiguo enemigo. La vieja amiga no es otra que mi bici de carreras, y el antiguo enemigo es el Haza del Lino. A la primera la echaba de menos, no en vano habia decidido no volver a usarla por entre otras cosas, el miedo que me da pegarme una castaña con ella y que mis maltrechos huesos den con el duro asfalto y de ahí no me levante, y por ello incluso la puse en venta en ebay, sin mucho éxito por cierto. Lo que ocurre es que soy fragil, lo reconozco, y la otra tarde, como si una fuerza poderosa me incitara a ello, sin mucho preámbulo, la saque de la cochera donde estaba bien guardada a salvo de roces y polvo, le pegue un lavado intenso y la metí en el coche para bajarmela a Calahonda, eso si, sin un plan establecido. Este sabado se celebraba en Valladolid el desfile de las Fuerzas Armadas en el que tuvo lugar un, como siempre cuando se trata de nuestro Ejercito, respetuoso y sentido homenaje a los caídos. Es curioso, porque ese acto con la emocionante "La Muerte no es el Final" de fondo, lo he contemplado infinidad de veces y jamas pensé que alguna vez conocería tan de cerca a uno de esos caídos, pero asi es, este año, uno de ellos era mi añorado amigo el Capitán de la Armada Javier Linares Fernández. A tan emotivo acto acudían además de su viuda, Nuria, buena parte de su familia para entre otras muestras de respeto, recibir el saludo y pésame personal de SSMM El Rey Juan Carlos I. Y yo, a sabiendas de que lo retransmitirían por la tele, decidí no verlo, por lo menos en directo. Todos los días, os lo aseguro, todos, me acuerdo de Javi, y ante tal imagen y tales sonidos, tuve claro que estando en mi voluntaria soledad del apartamento de Calahonda, no iba a ser una buena idea el ponerme a ver la tele. Calahonda es de por si un vínculo con Javi, y solo el hecho de estar allí ya supone un recuerdo constante de las innumerables experiencias vividas juntos, así que esto hubiera sido como apagar un fuego con latas de queroseno. Ante la duda, sube, y empieza de nuevo. Esto, que funciona muy bien en montaña cuando te encuentras perdido o desorientado, no es ni mas ni menos que la justificación de una huida, y así lo asumo, pero es cerca de las altas montañas donde mas a gusto me encuentro y por ello, no deja de ser normal que ante situaciones de estrés, tire para el monte cual cabra montés. Acción-Reacción. De repente, ante mi aparece un reto del que muchas veces he hablado con Javi y que como por arte de magia, surge ante mi como una revelación. Y así, en un momento, tras una hora larga mareando la perdiz por la casa, la imagen de verme en lo alto del Haza del Lino con mi vieja amiga de carbono cobra un sentido total y absoluto. Alea Jacta Est, no ha pasado un año completo desde que apabullado por la situación y las laceraciones en las piernas me rendí como un impúber pidiendo ayuda y siendo rescatado por mi mentor, y como si desde los cielos me iluminaran, me veo montando en la "flaca" y encarando los primeros kilómetros dirección Castell. Mas de dos años llevaba sin subirme a ella,incluso he tenido que parar a comprar una pila para el cuentakilómetros, pero ahí estaba ella, perfecta, como un guante, como si me hubiera estado esperando todo este tiempo consciente de que a pesar de todo, un día volvería a ella. Y yo siento lo mismo, la verdad, pues en contra de mis temores iniciales, me encuentro realmente bien dando pedales. Es curioso, porque me siento tan a gusto que por momentos parece como si todo este tiempo desde que la cogí por última vez en realidad fuera solo un espejismo. En un ratillo, me veo comenzando la subida por la rambla, un tramo que pica para arriba pero que casi ni se nota. Además, estoy tan nervioso como emocionado: lo uno porque en realidad no se si el reto va a ser desproporcionado para mi escasa forma en la bici ya que llevo poco más de un mes dando pedales; lo otro porque si en realidad soy capaz de calzarme este puestrarraco, la alegría que me voy a llevar va ser de lujo. Mas o menos cuando llevo una horita, la carretera da un brusco giro a la derecha y como si te dieran una fuerte colleja, aparece un rampón que te pone las pulsaciones en el lugar de la anaerobia correspondiente. Y no para oiga! Es que desde esa primera curvita hasta que te plantas en el Aljibe a la altura de Rubite, no tienes ni un mísero descansillo. Y qué carretera! Ese asfalto rugoso y desgastado que tanto le gusta a Perico cuando en sus comentarios del Tour o la Vuelta, alaba su capacidad de agarrar la rueda, es el que allí te martiriza cada metro que asciendes. A tramos, esa vertiente del puerto que hasta el momento no conocía salvo de bajada, me recordó muchísimo al Mont Ventoux, tanto por por lo largo que es, 22 kms. más o menos, como por el hecho de que en todo momento el porcentaje de ascenso es altísimo con rampas hasta del 18%, y que como ya he dicho no hay descansos, y que estas viendo donde se corona prácticamente todo el rato. Una vez en Rubite, es obligado bajar a la fuente a darse un atracón de agua importante, pues en realidad es la única fuente que hay en toda la ruta y saltársela sería poco menos que un suicidio, tras lo que hay que encarar los últimos kilómetros de subida que, tras lo anteriormente realizado, son una verdadera broma. Es más, es que se hacen de maravilla pues se trata de herraduras encadenadas con un porcentaje de subida muy mantenido en cada una de ellas y que, ya tan arriba, brindan la posibilidad de contemplar un vista de la costa y de los cerros ad lateres verdaderamente magnifica. Y como no, ahí a la izquierda están las antenas que coronan la montaña y que otrora contemplaron impávidas como se me saltaban las lagrimas ante la incapacidad de salir honrosamente de sus hirientes y espinosas laderas. Hoy no se me saltan las lagrimas, sino que me invade una emoción exultante acordandome en los metros finales de mi amigo ausente. Esto te encantaria tío!! Miro al cielo y doy las gracias porque yo estoy aqui, montado en mi bici, vivo y por un instante maravilloso, feliz. Este puerto te lo dedico, allá donde estes navegando seguro que sonries al verme. La etapa no ha terminado, es mas, aun queda una buena tostada hasta volver a casa, pues hay que descender hasta el puente de Orgiva y desde ahí aun quedará remontar Puerto Camacho para encarar todo el Azud y rematar con el paso por Motril hasta Calahonda. En total cuatro horas y media y 85 kilometros de reencuentro con el divino arte de dar pedales y de ir de un sitio a otro sin más ayuda que la voluntad y las ganas, que no es poco claro.

lunes, 14 de mayo de 2012

Recuerdos de los 101 de Ronda.

Este fin de semana se ha celebrado ha tenido lugar la XV Edición de los 101 km. de Ronda. Casi nada, y como cada año, unos más y otros menos, me ha sido inevitable acordarme de cuando allá por el año ´98 junto con mis amigos Pablo Wilhelmi y Pepe Baena , nos plantamos en la salida para afrontar ese reto. Como casi siempre, estas cosas, a esas edades no surgen después de largas horas de reflexión y tras un consumado y definido plan de entrenamientos, no, aquello fue un arrebato de los pies a la cabeza. En teoría, era parte de la preparación para todos los miembros del grupo que preparábamos la expedición al Aconcagua. Algo así como un elemento de calidad que nos diera la seguridad de estar físicamente preparados para lo que pudiera venir en esas latitudes andinas. Pero la verdad es que eso no fue así ni en broma, es más, ni Pepe ni yo pudimos ira al final al viaje, y de los que fueron, nadie anduvo por los parajes rondeños aquel dieciséis de mayo.
Así que se trató todo de una machada al más puro estilo español. Cuando ahora lo pienso, me entra la risa floja. Si es que no entrenamos nada! Es mas, antes de eso, mi carrera más larga había sido el desaparecido Cross del Purche, con solo 28 kms. ya está, ni medias, ni maratones ni nada, ni entrenar como es debido, pues la tirada más larga que hicimos Pablo y yo para aquello, no creo que pasara de la hora y tres cuartos. Qué descerebrados! así nos fue, claro. Un suplicio que en nuestro caso, pues Pepe era mucho más fuerte que nosotros y si pudo ir bastante más deprisa, duró la friolera de 20 horas, 39 minutos y 44 segundos. Y hubo de todo: hablar, callar, reír, llorar, animar, ser animado, ayudar, ser ayudado...Mil momentos que a pesar del tiempo que ya ha transcurrido, aun hoy persisten muchos de ellos en mi memoria. Sin embargo, de todos, el que más acude a mi es el del cansancio, el de tener una sensación de vacío tan grande que te hace decir de manera rotunda "ya no puedo más". Pero de aquel día tan largo, lo que también me dejó huella fue el hecho de que nuestro cuerpo da de sí mucho mas de lo que pensamos, tanto, que después de aquello, no hubo ni un solo día que al empezar cualquier día a correr, no me acordara de Ronda, y que a pesar de que entrenamiento de ese día fuera duro y exigente, aun quedaba mucho hasta decir "ya no puedo más".
Ver como amigos de hoy tienen el valor de enfrentarse a ese mismo reto, la verdad es que me encanta. Por eso, cuando ayer domingo me desperté lo primero que hice fue mirar el facebook para ver que tal les había ido a estos valientes, y vaya alegría que me llevé! 12 Horas!!!! Qué barbaridad!! Enhorabuena Kiko! Me gusta pensar en que en otras circunstancias, con mejor preparación, aquel día no nos hubiera ido tan mal como nos fue, sin embargo, no puedo evitar estar seguro de que como casi siempre, las cosas son como son por un motivo que normalmente se escapa de nuestros designios. Muchas veces lo dije después de ir a Ronda, jamas volveré!, pues entendía que aquello no era una carrera, aquello era otra cosa. Y hoy lo sigo diciendo! aunque pudiera, no volvería, pues sin duda, el volver a pasar por ese recorrido con un entrenamiento más adecuado, sin duda me haría mejorar esas interminables veinte horas, pero por contra, se rompería el hechizo de haber realizado un reto así, y haberlo hecho con las manos vacías, exprimiendo el cuerpo a todo lo que daba, llegando al tope de lo que se podía hacer, y una vez hecho, tener la tranquilidad de que si me veo en otra igual, ya se que no me puedo rendir a la primera de cambio. Desde aquel 16 de mayo de 1998, han corrido Ronda miles de personas, al igual que antes ya lo hicieron en las tres ediciones precedentes, y por todos ellos siento una admiración absoluta y sincera. Cuanto más, por los que como yo, hayan ido a la aventura sin saber en que encierro de Miuras se estaban metiendo, y hayan vuelto sin cornalones en el Triangulo de Escarpa, pero con revolcones y varetazos por doquier. Es más, las cosas habrán cambiado mucho y seguro que la organización y todo lo referente a la atención a los corredores es mucho mejor. Y me imagino que aquella sudadera y aquella camiseta de algodón que entonces nos daban a los que terminábamos, hoy en día serán prendas de tejidos técnicos modernos de los que evacuan hasta la prima de riesgo. Pero lo que no ha cambiado seguro es el diploma que a su entrega, certificaba que el portador, era merecedor de un reconocimiento muy especial, tanto que siempre que lo miro, me hace levantar un par de dedos la barbilla.

jueves, 3 de mayo de 2012

Aniversario.

Dentro de unos días se cumplirá un año desde que fui operado por quinta vez de mi rodilla izquierda, y ha llegado el momento de hacer balance: estoy mejor, gracias. Poco más. La fecha de caducidad hace tiempo que sé que ya está escrita, y únicamente es cuestión de tiempo el tener que volver a pasar por los cuchillos para rehacer el bien, sobre lo que poco a poco sigue estando mal. No es que me queje, que no lo hago, es simplemente que cuando cada mañana me tomo la "pastillita" para el dolor, lo hago deseando que sea suficiente para lo que el día me depare, o yo le exija. Y es que hace unos días, mi hijo me preguntó algo que me dejó un poco desconcertado. Papá-exclamó-tu a que le tienes miedo? Tras la respuesta sistematica de que a que os pase algo a ti o a tu hermana, y su posterior si vale pero a que más ? me quedé un momento callado hasta que al final añadí: al dolor. Cuando hace un par de jornadas, me enteré de que a Sergio Canales se le había vuelto a romper el Ligamento Cruzado Anterior de su rodilla, me entró un respingo por el cuerpo que me dejó helado. Cuando vi las imágenes por televisión, al contemplar cómo lo trasladaban en camilla fuera del terreno de juego, y él, con lagrimas en los ojos, se tapaba la cara con una manta, me inundo una tristeza enorme, y sentí miedo. Su dolor me dio miedo. Para más inri, hace pocos días que he vuelto a coger después de muchísimo tiempo, la bicicleta de montaña. Ha sido una alegría inmensa sentir de nuevo sensaciones tan agradables encima de ella, no obstante, y por contra, me he dado cuenta de que por donde antes transitaba sin temor, ahora, y como si una fuerza inmensa lo dispusiera, no soy capaz de evitar echar pie a tierra. Manda narices, porque antes de lesionarme, me había caído mil veces y jamas me hice daño, nada más allá de un rasguño o unos moratones, y sin embargo, el simple hecho de que me pueda dar un golpecito en mi anca izquierda, me bloquea de tal manera que hace frenar irremediablemente y pasar a pie tramos de simple rodar. Y por qué? Me da miedo, eso es todo. Tengo un miedo atroz a hacerme daño, y solo el hecho de imaginarme tirado en el suelo otra vez sin poder moverme y sin poder controlar la situación, me da pavor. No cabe duda de que esto habré de superarlo con el tiempo, es más, tengo claro que es cuestión de dar una buena castaña y comprobar empíricamente que no pasa nada, para que el susto desaparezca, pero por ahora, muy a mi pesar, la partida la voy perdiendo. De cualquier manera, tras tener que abortar por ahora el proyecto Atlas 2012, pongo oficialmente en marcha el proyecto TransNevada 2012. Un puntazo.

lunes, 2 de abril de 2012

Naturaleza Vs. Dios , o al revés...

Creo que fue Napoleón el que pidió tres horas para elaborar un discurso de tres minutos y tres minutos para uno de tres horas. Bueno, la batería del portátil no da más de una hora pelada, así que tratar de ser rápido.

La Semana Santa. Aviso, lo que viene no es políticamente correcto, así que el que se sienta ofendido, tiene todo el derecho del mundo a dejar de leer esto y en cualquier caso, a incluirme en su lista negra de próximos visitantes del infierno. No es que me dé igual, pero a las malas, prefiero eso a otras cosas, la verdad.
Entrando esta tarde en un bar, por la tele, retransmitían una serie de imágenes en las que se veía a la gente resguardándose en los portales, mientras que otras cámaras, enfocaban y nos enseñaban las puertas de los santos lugares en donde unos señores muy bien vestidos con su traje oscuro y su corbata, parece que decidían sobre una cosa u otra ósea, si llueve o no llueve, para simplificar. Chispas! por no decir otra cosa, me ha venido de nuevo el “y yo qué coño se “ de Maldonado, porque cuán grande ha de ser la sabiduría de una mujer o un hombre cuando le confían la decisión de si la “talla” sale o no sale. A mí, que me he visto en la situación de casi jugarme el pellejo y tener que mirar veinticinco páginas web comparando pronósticos, tiempo pasado, presente y futuro; interpretando isobaras, nubes, dirección del viento, color y halo de la luna; humedad y temperatura, y quinientas variables mas, y todo ello sin tener ni pajolera idea, se me han puesto los pelos como escarpias.

Lo siento, pero hoy ha llovido. Las procesiones no han salido, y si lo han hecho, ha sido por un brevísimo espacio de tiempo y recorrido. Y el gentío de devotos que esperaban con ansia que las imágenes anduvieran a ras del medio metro cuadrado que estaban dispuestas a defender contra viento y marea, se ha quedado defraudado, pues estas, no han aparecido. Lo siento, pero me alegro, que le vamos a hacer, prefiero que llueva mil veces. Ya se lo de los bares, lo de los restaurantes, lo de los comercios, lo de todos, y estoy de acuerdo, y me jode que tengamos esta mala suerte, pero es que resulta que hace meses que no llueve y yo sí que he visto cómo están los pantanos que vierten agua potable a Granada, y os aseguro que lo de la Semana Santa y los bares puede ser un bromas comparado a como puede ser el puñetero verano sin fin que nos espera a todos desde mayo hasta finales de octubre si la cosa no cambia de verdad.
Otra cosa es lo de las procesiones en sí. Las tallas, maravillosas demostraciones artísticas; la música, con esa mezcla de los grandes géneros españoles; la prestancia de las hermandades, con ese orden cuasi militar; todo ello, inmerso en el inconfundible aroma del incienso y la piedad. Bello, pero efímero, pasional, y como la Pasión, breve, radical, extrema, agónica. Tan corta que asusta lo que es capaz de hacer un ser humano por una motivación tan temporal.
Hace muchos años, dando un paseo por la playa con la que después fue mí cuñada, hoy mi ex-cuñada (que lio!), charlábamos sobre si íbamos o no a despertarnos a contemplar el eclipse lunar que esa noche iba a haber. Recuerdo que fui taxativo diciendo que ni en broma me despertaría a ver algo así, y ella, con buen criterio me interpeló para que reconsiderara mi decisión pues se trataba de algo verdaderamente asombroso. Es verdad, le dije, pero prefiero mil veces esperar contemplando el mar con la ilusión de que aparezca un delfín a despertarme en mitad de la noche para ver algo que ya anunciaron los mayas hace tropecientos mil años, y que a día de hoy se conoce hasta el minuto y el segundo en el que aparece y desaparece. Hoy, tengo la misma sensación, que le vamos a hacer, prefiero lo incontrolable de la meteorología a lo que el hombre, en su pequeñez, trate de dominar y anticipar la lluvia con simples plegarias y rezos, como si fuera tan fácil.
Que pequeños somos ante la inmensidad. Que poco representamos ante quien verdaderamente manda, llamémosle como queramos. Y qué poca cosa somos frente a los lastres que la vida nos echa a la espalda. Por ello, sinceramente me pregunto: acaso una faja y un costal, un capirote y una túnica, un vestido negro y una mantilla, portados con celo y devoción durante estos días; son alternativa suficiente para soportar tantos pesares? Ya se que durante meses se vive esta liturgia, pero, es que acaso esta semana en su brevedad, ha de confirmar o no todo lo rezado, si en inicio y por fe lo rezado queda fuera de nuestro tiempo.
Sé que elucubro, lo admito. Tanto que lo más seguro es que si en otra vida hubiera sido cura me habría decantado por los Jesuitas y me hubieran echado a patadas, pero no puedo evitar pensar en la cantidad de cosas que podemos hacer y que , YO EL PRIMERO, no hacemos porque no nos salen de los cojones. Cosas que no tienen nada que ver con la iglesia que hoy conocemos pero que serian bastante más cristianas que hacer esperar durante tres horas a una cría de seis años, en una esquina de la calle Ganivet, a ver si sale la del Huerto de los Olivos.
Lo dicho, yo estaba en un bar hablando de montañas, de mochilas, de hierros, de porteos, de insensatos, de cuerdas, de aseguramientos, de rabos de toro, de vino, de educación, de toreros, de Siqueira, de las notas…muy poco cristiano todo también.

lunes, 19 de marzo de 2012

Estrategias terapéuticas...pero sin cima, claro.


Pues resulta que no, tampoco esta vez la hubo, aunque teniendo en cuenta que como ya he dicho otras veces, poco me importan esos detalle, esta vez tampoco tenia relevancia alguna. Lo que pasa es que si que es cierto que la posible sensación de "regomello" que pueda perdurar ante la carencia de poner los botanganos sobre una superficie desde donde hay más cosas por debajo que por encima, hay que suplirla con algo, y ese algo lo hemos encontrado: Motril por África.

Si no os lo sabéis, os lo cuento. Resulta que van dos motrileños (con todos los respetos a las buenas gentes de tan querida localidad costera)dando un paseo por la Avenida de Salobreña. En esto, que ante sus ojos, en una pared, contemplan asombrados una pintada hecha por un grafitero en la que se lee: Motril por África!. Tras un momento de reflexión, ambos se miran, y al instante uno de ellos comenta. Motril por África!! Que vueltón no??...y en eso encomendamos nuestros pasos últimamente, en salir y llegar a un mismo sitio, pero dando unos rodeos de órdago.

Tras los acontecimientos de las últimas semanas, estos días he necesitado de manera imperiosa liberar mis pensamientos a base de andar y dar bastonazos como un descosido, y para ello, como para otras muchas empresas, siempre tengo el privilegio de contar con mi amigo y compañero de batallas. En muchas nos hemos visto ya, y muchas mas espero que haya, y unas veces le toca a uno un roll, y otras veces le toca al otro. Cuestión de situaciones, evidentemente.

Desde que volví de Algeciras en tan agría vivencia, se me metió en la garganta una tos seca que no había manera de quitar. En medicina, esto se denomina somatizar, o lo que es lo mismo, transformar en orgánicos los síntomas de una afección psíquica. Esta puñetera tos, que ha arreciado sin compasión cada noche, no ha sido el único síntoma post-traumático que he tenido, lo que pasa es que unos se desataron de una manera previsible, y otros solo se han revelado cuando el suelo que pisaba se ponía cuesta arriba.

Todos sabemos lo que es un dolor de cabeza, y como actuar en consecuencia. Más allá de que se trate de una patología migrañosa, que por desgracia cuenta con escasos remedios paliativos, y ninguno curativo, normalmente con un analgésico convencional o un Aine, la cosa la solventamos bien. Así hice yo: pastillón de Enantyum y a volar; problema resuelto.

Para la tos ya se sabe: remedios naturales a base de miel y limón, y paciencia ante la multitud de veces que sin querer nos vamos a despertar cada noche con su estruendo. Y a las malas, cuando ya estas hasta el gorro porque no se pasa, un anti-tusivo del montón y se acabó. Para los dolores del alma, la cosas no las solemos tener tan claras...

Llevo años en contacto con la psiquiatría. He conocido a muchos pacientes y psiquiatras a lo largo de mi carrera, y si algo he aprendido es a no despreciar a nadie que sufra alguna enfermedad mental. No me refiero sólo a las patologías que por su síntomas nos son más impactantes, sino a todas ellas, incluso a las que ni siquiera le dan al sujeto que las sufre, la posibilidad de expresarlas. Por ello, no pretendo con esta reflexión desmerecer a nadie, ni frivolizar sobre el sufrimiento de los demás. Lo que ocurre, es que a pesar de todo, la vida es mucho mejor con una sonrisa, al igual que todo pasa mejor con un poco de vino del bueno.

El otro día, nada más empezar empezar la vereda de subida hacia la re-bautizada Abadía de Nuestra Señora del Paritorio, empecé a bombardear a Fernando con historias y anécdotas sobre mi amigo Javi. Fue un no parar durante toda la subida, y según me contó, solo dejé de hablar cuando comenzamos el descenso. El segundo día, justo cuando desde la Vereda de la Estrella nos afanamos en ascender por un empinadísimo recorrido hacia el Hornillo, de nuevo comencé el sometimiento, tornándose esta vez incluso hacia temas de peliagudo calado. Solo paré cuando llegamos arriba, cuando dejamos el esfuerzo atrás y ante nosotros aparecieron las imponentes caras norte de SSMM la Reina Alcazaba y el Rey Mulhacén.

Como nos conocemos desde hace tanto, y hemos andado tanto juntos, mi amigo Fernando sabe de mi hasta mi manera de escupir. Ayer, mientras nos encaminábamos hacia las Cazoletas, inicio de la Loma del San Juan (desde ayer Arista de los Aristócratas), en una de las curvas del magnifico trazado me dijo-en estos dos días se te han quitado hasta los esputos, que no te había visto escupir así en la vida!!

Y es que, como diria el maestro ca´ uno es ca´ uno y ca´uno con sus caunadas. A unos les viene bien un tratamiento, y a mi en concreto, lo que me hacia falta era vaciarme hablando de mi amigo perdido. Así, poco a poco, ha desaparecido no solo la angustia que aun me rondaba por la cabeza, sino que me he quitado hasta la puñetera tos. Ventajas de tener un compañero de aventuras como el que tengo, que lo mismo se marca una huella en la nieve como la de un tractor, que te escucha durante horas cual sacerdote en confesión.

Estos tres días de montaña no me han quitado, ni nada lo hará, el punto de tristeza por mi amigo perdido, pero si me han ayudado a recordarlo con una sonrisa; eso es lo que a él le gustaría.

No puedo acabar esto haciendo un inciso para la ruta de ayer. Tres mil ochocientos metros de desnivel acumulado durante trece horas y media. Terreno mixto donde los halla, con vereda, nieve, roca y hielo; con cramponeo y trepas. Y largo, larguísimo, pasando por toda la Loma del San Juan hasta las posiciones y volviendo por Cauchiles hasta el Refugio de San Francisco y de nuevo hacia la Hortichuela, desde donde habíamos salido a eso de las ocho de la mañana. Un rutón de los buenos, que no solo consolidó mi proceso curativo sino que alumbró dos nuevos nombramientos reales, el de mi amigo Fernando como nuevo Duque del Hornillo y Marqués de Siete Lagunas y Siete veces Grande de España; y el mío, como Comodoro y Lord Chambelán de las Altas Cumbres de Sierra Nevada y Duque del San Juan. Este ultimo título, concedido ante los ojos de Nuestra Señora la Virgen de las Nieves, que puesto que no nos envió ningún contratiempo en forma alguna, se ve que no le desagradó.

Eso si, de cimas nada, claro.

jueves, 8 de marzo de 2012

A mi amigo Javi.

Hoy no debería hablar de esto. Es mas, tras unas semanas en las mi modus vivendi ha variado por completo y en las que me he descojonado todos los huesos transportando una vivienda entera a mis espaldas( otra vez ), este relato debería de hablar de mi viaje a Disneyland con los niños. Así debería ser.

Pero no, la suerte ya estaba echada ayer. A eso de la una de la tarde, la visitante mas inoportuna de todas subió a bordo del Cazaminas M-34 TURIA.

Yo creo que era mas o menos el año '88 cuando empezamos a ir por ahí juntos. Javi siempre fue un niño hábil y valiente, un poco arrogante a veces, pero siempre noble. El resto del grupo éramos Alex, Migue, Josele, José Alberto y yo, y desde siempre hicimos buenas migas juntos. A todas horas andábamos por ahí haciendo cosas, inventando, divirtiendonos en definitiva. Muchos fueron los momentos que juntos llenamos de vida; infinitas las veces que nos hicieron falta muchos mas de los sesenta segundos de cada minuto, y vive Dios que de cada uno de esos ratos conservo claro recuerdo.

Javi entro en la Armada después de superarse a si mismo como lo hacen los grandes. Recuerdo que el año antes de COU le habían quedado cinco o seis asignaturas, y Don Luis y Miriam lo mandaron a Campillo. Aquello fue la hostia, era como si a un colega lo hubieran mandado a Carabanchel! Pues el tío lo saco todo, y al año siguiente se fue a San Javier a prepararse el ingreso en el ejercito, hecho que por supuesto consiguió. Ole tus huevos.

De ese verano en el que entró en la Academia General de la Armada, en Marín, aun recuerdo a su madre sentada en el sofá de Calahonda, toda nerviosa porque esa tarde televisaban "Cateto a babor", de Alfredo Landa, y salía el cuartel donde él estaba!

Al año siguiente recuerdo que Javi tuvo permiso en Navidad, y se prolongaba hasta mediados de enero por lo que por primera vez en muchos años, pudimos celebrar juntos mi cumpleaños...agarramos una de órdago como no podía ser de otra forma.

Javi ha sido siempre un tío excepcional en todos los sentidos, y enumerar sus cualidades como ser humano seria interminable, o no, porque en realidad solo hay que quitar lo malo, pues nada malo tenía. Para mi, Javi era un amigo ejemplar. Estaba lleno de vida, de ilusiones, de sabiduría, de sentido del humor, de un millón de cualidades que le hacían un ser único y excepcional. Pero si tuviera que elegir una de sus características, me quedaría con su lealtad. Nunca en mi vida he conocido ni conoceré a una persona tan integra en ese aspecto. Javi jamás hizo un feo a nadie a quien respetara, incluso cuando aquellos no fuesen del todo respetables. Javi estaba contigo hasta el final, así era, y nunca mostró duda ni titubeo. No falló nunca.

Ayer, mientras conducía las dos horas largas hasta llegar a Algeciras, me invadieron los recuerdos de situaciones en las que hemos estado juntos. Sin pretenderlo fui egoísta, y casi todas las que aparecieron fueron de momentos en los que solo estábamos el y yo. Ahora, mientras escribo esto, tras haber hecho junto a el el ultimo viaje de vuelta a Granada, no paran de venirme otros mil recuerdos de cosas en las que participábamos todos juntos. Sonrío y lloro, y es que, joder Javi, que bien lo hemos pasado!

Hay que quedarse con eso, se supone. Con ese buen recuerdo, con esa ultima sonrisa. Lo intentaré, te lo prometo, pero no me quito de la cabeza un par de asuntillos, esos de los que a ti también te hubieran jodido. A Javi le quedaban aun por hacer muchísimas cosas mas, y sin embargo eso ya no podrá ser, ya no las podremos compartir, y esa herida perdurara. Por otra parte, no puedo dejar de pensar en Nuria, de sus niñas y por supuesto el resto de su familia. La busco, pero para ninguno de ellos he tenido ni tengo ni una sola palabra de consuelo, pues nada de lo que yo diga o haga puede amansar a la fiera de dolor que ahora corre en su interior. No me puedo imaginar lo que debe estar pasando por sus cabezas; no me puedo imaginar el dolor de un padre que ha de enterrar a un hijo; no me puedo imaginar el vacío de esa madre; no me puedo imaginar el desconsuelo de esos hermanos; yo solo era su amigo, y lo único que se es que también ha muerto una parte de mi.

Amigo mío, espero que navegues mucho allá donde vayas. Se que pronto tendrás tu casita en la Tarifa de los justos, y tu apartamento a pie de pista cerca del mejor de los valles. Tomate un Marques de Murrieta a mi salud, y después si encarta un Brugal de redecilla. Acá, pegados a esta tierra de injusticias y desamparo, a esta vida de mierda tan caprichosa como cobarde te honraremos cada vez que podamos, te doy mi palabra.

De lo que tu sabes, no te preocupes. Desde hoy ya es una de mis prioridades, y estaré tan pendiente como me sea posible.

Ya siempre estaré un poco mas solo.

viernes, 3 de febrero de 2012

Bienvenidos al Paraiso


Es una cuestión de actitud, no hay más. Te puedes hartar de llorar, o te puedes coger una borrachera de mil pares de cojones y volver a casa con una "tajá" mas grande que un carro de paja. Te puedes quedar acostado y no levantarte en seis días: es más, incluso está permitido el que te dé por no pisar el suelo de la ducha ni para matar una araña. Todo eso vale, pero no funciona, ya os lo digo.

Por el contrario, no hay nada como enfundarte el gore-tex y salir a ver si eso de que va a hacer frío es de verdad o es otra exageración de los meteorólogos (en vez de tanta Galicia, empezad por Cádiz un día coño!...) Seis horitas, seis: en subir y bajar. Mil metros de desnivel y lo mas curioso: en la salida, a las 9.30 am. catorce bajo cero; a las 14.30 hs. en la cima del veleta, catorce bajo cero; a las cuatro y media de la tarde en la Hoya de la Mora, premio! catorce bajo cero!

Vaya día mas maravilloso. Perfecto para probar material. Perfecto para esputar sapos y culebras. Perfecto para hacer por fin una cima en condiciones. Mi reflexión ha sido, lo confieso, absolutamente vanidosa. Con tanta alerta de frío siberiano , hoy en España, hemos sido unos pocos los elegidos para estar a más de tres mil metros comiendo tortilla de patatas congelada. Es más, por estos lares, solo había cuatro más, y manda huevos, habían venido desde Picos de Europa buscando el "solecito".

martes, 10 de enero de 2012

Nuevo Nacimiento: Renacimiento.

En la noche que me envuelve,
negra como un pozo insondable,
doy gracias al dios que fuere
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias
no he gemido ni llorado.
Ante las puñaladas del azar
si bien he sangrado, jamás me he postrado.
Más allá de este lugar de ira y llantos
acecha la oscuridad con su horror,
no obstante la amenaza de los años
me halla y me hallará sin temor.
Ya no importa cuán recto haya seguido el camino,
ni cuántos castigos lleve a la espalda,
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.

William Ernest Henley, 1875.


PD. Con lo poco que me gustan esas gentes, de ese país de tenderos...
el amo de mi destino, el capitán de mi alma...INVICTUS!!!

domingo, 8 de enero de 2012

Segunda salida, sin cumbre claro...




Mal asunto. Son las tres y media de la mañana, me acabo de poner a hervir agua para preparar el té, hemos quedado a las siete y aun no me he acostado.


Antes de esta escena que de por si es para estudiarla (muchas veces me pregunto que pensaran mis vecinos si alguna vez me ven a las cuatro o las cinco de la mañana cocinando...), resulta que hemos disfrutado de una improvisada y copiosa cena con un par de botellas de vino del bueno incluidas en casa de Fernando. Claro, así se le calienta el pico a cualquiera, y aunque la cosa ya estaba planificada, entre caldo y caldo, nos hemos venido arriba.

El hombre del tiempo se ha vuelto a equivocar. La verdad es que ya no me creo nada de la información que dan en las cadenas de televisión. Fuera aparte de que estoy absolutamente cabreado y en desacuerdo con la manera en que se plantea en los informativos esta información. Vamos a ver, por qué diantres empiezan siempre por Galicia? Por que me tengo que tragar el resto de España, comunidad por comunidad, para saber si mañana hará sol o estará nublado aquí en Granada? Y esa barbaridad de información y de días de predicción! Me acuerdo en los mundiales de esquí del ´96, cuando a las cinco de la tarde del día previo a la final del slalom masculino (el de Tomba), unos cuantos nos cruzamos con Maldonado y le preguntamos-Monstruo!!Mañana hará bueno??? a lo que girándose respondió-Y yo que coño se!!!


A lo que iba, que son las ocho de la mañana en el Cortijo de Sevilla y aunque se ven nubes por encima de los Alayos, los dos sabemos que hoy va a hacer bueno. En la boca aun resuenan los ecos de los taninos del vino de Baza, pero solo hay que romper a sudar un poco y pegar un par de tragos de agua para que volvamos a la normalidad. Hace frío, no más de cero grados, y no se mueve una hoja. Hoy va a ser un día maravilloso...largo, pero maravilloso.



Ayer, mientras valorábamos si Soraya tiene o no atractivo, nos propusimos subir al Tozal del Cartujo. La ruta, por lógica, y ese era el plan, pide un par de jornadas si es de ida y vuelta. Pero la adolescencia no entiende de barcos, y mientras que yo preparaba el té, mi compañero tenia que ir a cumplir sus paternales obligaciones de recogida nocturna. El caso es que si una cosa no puede ser pues se va a por otra, y contemplamos la alternativa de bajar por Pradollano, lo cual estamos seguros de que es factible.

Llegamos al cruce del río Dilar después de una hora y media larga. El trayecto se ha hecho cómodo pues en realidad no se gana demasiada altitud; paradita para un trago de agua y una chocolatina y ya estamos subiendo hacia el Colado del Pino. Esta vereda si que sube, y ademas no para, pero da igual, estamos pletóricos de forma, y subimos que nos las pelamos. Como ya da el sol en la parte alta, el terreno se convierte en un barrizal en el que se hunden nuestras pisadas, dejando las huellas de nuestras suelas. Por cierto, no nos hemos cruzado ni al Tato, y mucho me temo que va a ser así todo el santo día. La vereda termina en una era en la que fácilmente se localiza un camino que nos llevará hacia la Loma de Peña Madura. La rampa del camino nos hace aumentar la frecuencia cardíaca de manera importante, está empinada con ganas, pero la temperatura sigue siendo fresca, y en cuanto llegamos a la cresta, nos enfundamos el Gore-tex, pues aquí si que esta venteado y la sensación térmica no deja otra opción. El Trevenque, a nuestra izquierda, ya es un "cerrillo", y a nuestra derecha, paralela a nuestro caminar se erige la larguísima loma del Caballo, enseñándonos la verdadera proporción de lo que hoy nos hemos propuesto. Allá a lo lejos, en lo alto, ya aparece el Cartujo, aun queda lejos la verdad...


Perdóneseme la barbaridad que voy a decir, pero a mi el Cartujo me recuerda al Annapurna. A ver, yo mismo me río de tal burrada, pero cada vez que le echo un vistazo a esa hoz que sube hasta su cresta no puedo evitar acordarme de esa otra faraónica hoz del coloso conquistado por Lachenal y Herzog (y Terray y Rebuffat que coño!), en fin, cosas mías...


Las decisiones de montaña, en montaña. La propuesta es la siguiente: continuaremos subiendo por esta cara menos nevada y venteada hasta que lleguemos a la altura de una gran nevero, al lado del collado. Allí, haremos parada de rigor para comer algo, nos calzaremos el material duro y los crampones y atacaremos la hoz hasta hacer cumbre. La bajada, ya se verá en función de la hora que sea. De acuerdo y para alante, el inconveniente, que la loma de Peña Madura se nos hace larga de narices y cuando llegamos al punto en el que tenemos que parar, ya son las dos de la tarde. Esto es un contratiempo determinante, pero aun así, seguimos sobre el plan aunque reducimos a la mínima el tiempo de parada. Un poco de pan, chorizo y salchichón engullido de mala manera; las Salomon y los bastones a la mochila y los "botanganos" y el piolet a jugaaaar! Primer paso sobre la nieve y cata-pum: hundido hasta la rodilla, mal empezamos. Dos horas después, a las cuatro de la tarde "solo" hemos llegado a la altura del inicio de la "hoz", por encima de los 2800 mts. y por fin nos damos cuenta de que hoy tampoco habrá cima que valga. Llevamos ocho horas de pateo y tal y como están las condiciones, aun nos faltarían otras dos para cargarnos los 200 metros de desnivel que nos quedan, prudencia manda, nos vamos para abajo.

Nos quedan dos horas de luz "buena", y hay que aprovecharlas al máximo. El regreso por otro lado no es viable ni de coña, así que decidimos orientarnos hacia el lado norte de la loma para dirigirnos hacia el Cortijo del Chaquetas, y desde allí, por los arenales del Trevenque, llegar a nuestro punto de inicio. Se hace imprescindible bajar rápido, muy rápido, por lo que solo paramos a tomar unas pocas fotos en la cresta que da a las Yeguas, antes de empezar de nuevo a cramponear. Cresteamos y en seguida vemos a lo lejos el cortijo. Estamos muy altos aún, la temperatura desciende, y el coche esta lejos para hartarse. Qué más da, el ocaso del sol que contemplamos merece eso y mucho más. No hablamos, el silencio solo lo rompe el viento que nos azota, y cada uno camina solo con sus pensamientos. No veo la cara de Fernando, pero se que sonríe, yo lo hago y no lo puedo evitar, aquí soy feliz. Unir el día y la noche, encadenarlos con el andar por la montaña; despedir al sol que se hunde en el oeste a sabiendas de que la noche traerá una aventura totalmente diferente, un camino que habrá de encontrar, o incluso, descubrir. En este momento somos privilegiados.


La poesía en la montaña dura menos que un bollicao en la puerta de un colegio. Del qué bonito! pasamos en breve al me cago en la puta! Cosas del monte, imponderables del camino, de repente, como allá por el mes de agosto, nos hemos metido en un piornal de dimensiones jurásicas por el que avanzamos a lo bruto en busca de una salida. No tengo ni idea de cuanto tiempo penamos por ese terreno, pero lo que si que puedo decir es que cuando de repente apareció la que a la postre confirmamos que era la vereda que buscábamos, no paré de dar las gracias un buen rato. Benditas veredas! Ésta, en concreto era la del Sendero Sulayr, que hacia abajo se dirige hacia el Cortijo Chaquetas y que remontando, lleva directamente al Collado del Pino. Por defecto, hemos ascendido un buen rato hasta que hemos encontrado uno de los hitos identificables, y como ha helado y el terreno es peligroso de bajada, decidimos optar por lo seguro y volver por donde subimos esta mañana. Son las ocho de la tarde más o menos, y es evidente que la jornada se va a alargar de lo lindo. Veremos a ver a qué hora llegamos hoy...


Once de la noche. Rio Dilar. Cuatro bajo cero. Hoy para cenar, Kunfú con sopa maravilla. Y tanto que se ha hecho tarde! Entre otras cosas porque nos hemos pegado mas de una hora hasta que hemos encontrado la puñetera vereda del Collado del Pino. La noche tiene estas cosas, igual que nos brinda la oportunidad de contemplar boquiabiertos un cielo estrellado infinito, nos hace tener que descubrir de nuevo un camino por el que esta mañana pasamos sin mayor detenimiento. Ante ese teatro celestial, Fernando impartió clases de astronomía; ante esa desaparición de la vereda, tuvimos que apearnos tanto del cosmos que si no es por los primarios instintos de la búsqueda de huellas, de allí no salimos sin vivaquear.


En el Cortijo del Sevilla, a la una de la madrugada solo puede haber coches aparcados por dos motivos. O es que están en Zona Erógena, o es que son montañeros. Nuestra furgo era evidentemente del segundo grupo, aunque eso le costara algún sustillo a alguno de los que en actividades amatorias se afanaba. Menudo susto ver aparecer a esas horas un par de frontales de la nada.


En total 17:01'29" de andurreo, 2169 metros de ascenso y 2160 de descenso. Menos mal que nos habíamos bebido ese par de botellas de vino que si no aún estamos por ahí...