viernes, 28 de enero de 2011

El Proyecto.

Menuda mierda de noticias: pensiones que se rebajan; años de cotización que se incrementan; familias desahuciadas; aumento del paro; impuestos que suben sin parar; corrupción de los políticos; fracaso escolar generalizado, y además de todo esto, el “hijodelagrandisimaputa” del Cuco.

De verdad que este asunto me tiene absolutamente descorazonado. No puedo llegar a comprender como ese niñato y sus compinches han sido y son capaces de poner en jaque a todo el sistema policial y judicial. ¿Cómo es posible que esto ocurra? Pues muy fácil, en España no hay miedo. Es así. Estamos rodeados de criminales que campan a sus anchas sin temor a las repercusiones pues esta mierda de sistema ultra-proteccionista en el que vivimos, asegura que nada les va a ocurrir, y que todo lo más se llevaran un tiempecito a la sombra y ¡hasta luego Lucas!. Ya lo creo que estar bajo esa sombra tiene que ser jodido, pero entre eso, que en la mayoría de los casos no se cumple por ausencia de antecedentes o por sentencias cobardes, y nada, hay poca diferencia. Y mientras tanto, el españolito de turno acojonado porque si antes del día cinco de cada mes no ha pagado su hipoteca lo mismo se le presenta una notificación del juzgado invitándole al abandono de la vivienda. Sé que va a sonar mal, y que algunos me llamaran de todo, pero si a estos tres pájaros, la noche que les detienen, les meten en el cuartelillo y les sueltan cinco pares de hostias antes de preguntar nada, os aseguro que los pobres padres de Marta haría meses que habrían podido hacerle el duelo a su hija. Sin eso, lo único que se ha conseguido es que una y otra vez mientan por estrategia, y puesto que sin cadáver no hay asesinato, el castigo que vayan a sufrir sea mucho menor del que debiera.

Hoy, cuando en visto en las noticias al padre de Marta fumándose un cigarro en la puerta de los juzgados y a su lado, el abogado defensor del Cuco haciendo lo mismo, no he sabido que pensar. Ese padre ya no es ni será una persona normal, y con toda seguridad la vida que le queda será un peregrinar hacia la muerte por el que transitará sin sabores y sin olores, pues nada puede haber peor en la vida que la pérdida de un hijo. ¿Pero el abogado? Hace su trabajo, y como buen profesional, solo vela porque su defendido tenga un juicio justo, con garantías, y todo ese rollo. Pero pasa una cosa, y es que nuestro sistema legal hay juicios que se ganan porque la verdad está al lado de uno u otro, y otros se ganan por defectos de procedimiento (gracias Fernando). Esto no será un defecto de procedimiento, pero si es un defecto del sistema que un acusado pueda mentir una y otra vez y que su abogado le anime a ello con el fin de que no haya manera de encontrar el puñetero cadáver de esa pobre niña.

Qué difícil debe ser vivir hoy en día la adolescencia. Y no me refiero a casos como el de este individuo que habría que sacarle las entrañas y hacérselas comer. No, me refiero a la juventud en general que abarrota los institutos y que aunque sea de lejos perciben los problemas generales de la sociedad. Niños y niñas que, gracias a la incompetente Ley de la Educación actual, acuden a su cita con el instituto mucho antes de los que nosotros lo hicimos y que se enfrentan a un entorno hostil en el que difícilmente se pueden valer por sí mismos y que lo más seguro siempre es aliarse con un grupo protector ya seas para bien o para mal. Las niñas dejan enseguida de serlo, y como por arte de magia comienzan a vestir y a comportarse de una manera absolutamente desvirtuada con el solo pretexto de parecer más mujer. Los niños, más cortos que las niñas en general, también abdican de su niñez antes de tiempo y más pronto que tarde inician una desmesurada carrera por ser el que primero empieza a ponerse piercings, a fumar porros o a pasearse por la vida como auténticos delincuentes. Si los ejemplos son Lady GaGa y Cristiano Ronaldo, ¿qué vamos a pedir vedad?, y luego pasa lo que pasa: fracaso escolar generalizado, los alumnos peor formados de España y Europa.

Presente tristísimo y provenir defectuoso, y nos les faltan motivos para ser pesimistas. Los jóvenes de hoy miran al futuro y solo ven el fracaso de la sociedad que sus padres han creado y de la que todos y cada uno de los que formamos parte de ella somos cómplices de la derrota de las nuevas generaciones. La vida es dura y cuanto antes se aprenda ese axioma, mejor para todos. Los niños deben asumir los problemas de sus progenitores como propios, pero jamás deben tener que tomar parte en ellos, pues a esa edad aun no se está preparado para asumir esa responsabilidad. Pero si deberíamos hacer otra cosa, y que más que positiva, a mí entender es necesaria: tener un proyecto.

Como es lógico no me refiero a un proyecto vital. En absoluto, no van por ahí los tiros. Me refiero a un proyecto juvenil que sirva de objetivo por el que luchar y enfrentarse a las dificultades cotidianas. Harto estoy de ver adolescentes que pasan sus años de instituto de las clases a su casa. El que es un poco más dinámico lo mismo va a jugar a fútbol-sala dos días en semana, pero en general, lo único por lo que tienen afición de verdad es por la X-Box o reunirse en frente del Burguer King los viernes y sábados por la tarde-noche. Vaya planazo.

Hay que proponer algo serio a medio plazo, algo que se salte el guión establecido, que no sea genérico sino individualizado, y por lo que hasta el más “horchata de los horchata” se pase unas cuantas noches sin pegar ojo. No vale de nada lo superfluo, pues los chavales de hoy ya lo tienen todo, están hartos de Play Station, de Wii, de PSP, de DS, de Ipod, de Ipad y de Iphones. Acostumbrados al soborno como política de afecto: cacharros por tiempo, tecnología por cariño, y mientras-mi viejo que es un coñazo y mi madre cada día más pesada no me dejan en paz. Estamos buenos. Que cada palo aguante su vela, pero ya estoy en ello, y no solo espero motivar a mis dos hijos con su proyecto personal de juventud, sino que espero que también sea parte de mi existencia y mis ganas de vivir.
No hay justicia, ya me lo habéis oído decir alguna vez, y cada día estoy más convencido, pero espero que a esos tres les pase algo malo. Que pasen miedo, que sufran, que lloren y que griten, y que después de suplicar que se acabe el dolor, se queden tan tocados de la cabeza que se pasen el resto de sus miserables vidas meándose y cagándose en los pantalones, comiendo papillas, hasta las trancas de anti-psicóticos, y amargándole la vida a los irresponsables de sus padres, pues de ellos también es parte de la culpa.

PD. Perdón a todos por lo soez del lenguaje, pero para estos miserables no me sale otra cosa.

3 comentarios:

  1. Joer, Camacho. q duro es pero q razón tienes
    enhorabuena por el post
    dani

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  2. primo cuanta razon tienes,un fuerte abrazo desde Canarias

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  3. Una vez mas lo has clavado hermanito. Proyectos. Justicia. Valores. JAC

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