viernes, 3 de junio de 2011
Montañas como putas.
A mi se me pone cara de mala leche cuando leo noticias como la que ayer publicó Marca en su diario. No voy a entrar en detalles porque toda la polémica me parece una chorrada, pero por hacer un breve resumen, solo se trata la envidia entre los dos montañeros españoles, no mejores, sino los que más parches han llevado en sus chalecos a lo largo de la historia. Uno, Oiarzabal, que es un tipo absolutamente des aconsejable por su carácter obstinadamente mandon y afán de protagonismo; y la otra Edurne Pasaban, que por lo mostrado en la última serie de Al Filo de lo Imposible, cada vez se parece más a una friki iluminada en busca de los records más absurdos. En fin, que cada uno se gana la vida como quiere y puede, pero lo de este par de mendrugos cada vez es más ridículo. Esto es lo que pasa cuando uno practica profesionalmente un deporte en el que no existen los ni los rivales oficiales, ni un ranking de ganancias, ni una final de Champions Leage en la que pelear por una copa enorme. Nada de eso hay en la montaña, pues por encima de todo es la lucha del ser humano contra si mismo, y contra las dificultades que la madre naturaleza pone en su camino. Lo demás son historias, pequeñeces de seres inferiores.
Para mi la montaña es romanticismo. Nunca he buscado en ella ni la gloria ni el destacar sobre nadie, en todo caso el darme cuenta de cuan grandes son mis limitaciones y en qué medida soy capaz de enfrentarme a ellas. Y por encima de todo el disfrute de las esencias: un efímero atardecer; sentir la lluvia y el viento en la cara; el sonido del silencio roto por el golpear de los bastones en las piedras del camino; un claro que se abre en las nubes y por el que asoman las caras norte de la Alcazaba y el Mulhacen; darse cuenta de que hay cosas que cobran sentido por que tiene lugar aquí y ahora; descubrir que la creatividad gastronómica no es ni mucho menos patrimonio de Ferrán Adriá; la conversación, el cansancio y la risa; empaparse los pantalones con la hierba alta; atisbar en la lejanía el perfil de una cabra montés oteando el horizonte; intuir la mirada curiosa de un zorro...
Os dejo una pregunta. Todos sabemos desde que somos niños cómo son los sapos, pero, cuántos habéis visto uno? Sin trampas: no cuentan ni los que los que salen en los documentales de la 2 ni los que llevan corbata o vestidos de marca en telecinco.
Como es lógico a 8000 metros no hay nada de esto. En esos rigores solo permanece la belleza monumental de las montañas en las que no existe la vida porque nada con vida puede sobrevivir. El ser humano solo puede estar de paso unas horas, y en esos pasajes su deterioro físico y mental es tan enorme que sobrepasar los tiempos marcados conduce irremediablemente a la muerte. Aunque parezca mentira, en este entorno de hostilidad medioambiental, los hombres son capaces de sacarse los ojos haciendo gala del más infame de los siete pecados capitales, aquel por el que es imposible sentir placer. El Campo Base se convierte en un prostíbulo; la cima es la puta que se contrata. Pena de gente. Ante estos ataques al verdadero sentido del Montañismo, nada como tirar de biblioteca. Por cada una de estas historias miserables y por cada uno de estos personajes rastreros, hay cien anécdotas maravillosas y mil montañeros paladines del honor y la dignidad. Vivencias que no solo dignifican a los vivos, sino que también engrandecen a los muertos.
El Rupal es la pared de montaña más alta de la tierra, 4500 metros verticales en el Nanga Parbat, uno de los ochomiles más complicados, si es que hay alguno que no lo sea. Tras muchas horas de espera, en el campamento base no pueden aguantar más y aunque saben que las posibilidades son nulas, el grupo de rescate asciende por las cuerdas fijas en busca de los cuatro montañeros japoneses que no han regresado de la tormenta. No dan con ellos, y en un gesto de esperanza infinita, dejan en la pared una gran bolsa con material y alimentos.
Años después la pared del Rupal vuelve a ser atacada por otro grupo de cuatro montañeros.Se encuentran en el corredor Merkl a pocos metros de la cumbre, y uno de ellos empieza a dar síntomas de mal de altura. Ademas, la meteorología se vuelve en contra y la nieve que no cesa de caer propicia las primeras avalanchas. Uno de estos aludes los arrastra precipicio abajo, pero la cuerda que les asegura no cede y el tornillo del que penden sigue aferrado al hielo: un milagro. Se reponen y comienzan a bajar y tras muchas horas de montar y desmontar penosos rápeles, dos de ellos llegan a una zona donde pueden sentirse seguros. Voy a soltar las cuerdas! Gritan desde arriba, pues han decidido destrepar por temor a que se quedaran enganchadas al tirar de ellas diagonalmente. El viento, su enemigo, se lleva parte de sus palabras y los de abajo entienden erróneamente el mensaje-Vale, las suelto!-reponden y las cuerdas vuelan al vacío junto con sus posibilidades de sobrevivir. Error fatal.
Los dos opciones que se les presentan son claras. O se dejan morir, o sabiendo que no hay posibilidad de éxito tratan de descender la pared del Rupal sin cuerda. Los hierros al trabajo, crampones y piolets al tajo y comienzan a bajar tres mil metros de abismo. De repente, algo llama su atención. El viento y el sol han hecho estragos, pero tras el evidente aspecto erosionado, se distingue un petate con evidentes caracteres escritos en japones. Lo abren y en su interior encuentran abrigo, cuerdas, pitones, tornillos, un infiernillo, comida y una tienda. Lo abren y encuentran su vida, que la habían dado por perdida y los japoneses muertos se la han devuelto. "Una ofrenda del más allá"
A "Juanito" y a "Pasita" les invitaba yo a darse un día un paseo por el monte sin cobrar. A que suban el recién nominado Collado de Santa María del Paritorio, por encima de la Vereda de la Estrella. Y que conocieran a Rafaela, ternera que vino ayer al mundo y a la que tuvimos el placer de conocer junto con su madre. Y que se quiten tanto parche coño!
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felicidades por el blog y estas piadas que dá gusto leer, estoy totalmente d´acord contigo i no lo hubiera podido explicar mejor,creo que habemos muchos"indignados " con este circo que se han montado los de siempre. adeu
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