martes, 15 de febrero de 2011

Estimado Sr. Lisawesky




Estimado Sr. Lisawsky,

Me da usted pena y vergüenza. Pena por ser un cateto en busca de fotos con los famosos, vergüenza por estar al frente de un cargo público en el que representa formalmente al deporte español.
Que usted y su secuaz Odriozola no hayan dimitido ya es no solo reprochable y detestable, sino que da fe de que aquellos que por un puñetero sueldo se atornillan a sus asientos de poder, y son capaces de los más bajos comportamientos, sin importarles un carajo las ganas de vomitar que ello conlleve para el personal. Sois unos impresentables, no conocéis la lealtad, y no merecéis portar la bandera de España que llevan los escudos de las federaciones y estamentos a los que representáis. No me extraña que la Real Federación Española de Fútbol haya consentido quitar nuestra más noble insignia de los chándales de la selección, ¡Si os importa una mierda! A mí me hubiera sobrado con cinco minutos para mandar a tomar por saco a los de Adidas por muchos millones que os suelten por el patrocinio, pues la estrategia es muy fácil, cuando se lo quiten a los “Bleus” franceses, o a los de la “Pérfida Albión”, entonces hablamos, mientras la bandera se queda por mis cojones, y a las malas, a buscar otra marca que entienda de donde provienen las tres franjas roji-gualdas. Creo que su padre es polaco, si vive, debería preguntarle a él lo que significan estas cosas, seguro que le suenan esos de los símbolos y las banderas.

Es usted un mamarracho. Pero tranquilo, no es el único, hay otros que como usted y siendo del partido que sean, no se dan cuenta de que hace anños que solo forman parte del escaparate, y que por más que se quiten el polvo a base de fotitos y de actos representativos, no dejan de ser unos inertes maniquíes sin voz ni personalidad, y lo peor de todo, sin humanidad. ¡Qué cobardía joder!! Vaya mandos que tenemos!
Me tragaré mis palabras en favor de la investigación de la guardia civil, ya lo hago de hecho. Si como parece han cometido un error de bulto al imputar a Marta Domínguez en este caso de extrema gravedad, y que si como todo indica, su inocencia se demuestra, no solo debería significar la dimisión de quien esté al mando de esa Unidad Especial de la Benemérita, sino la reprobación pública de su honor, aunque este ya haya quedado puesto en entredicho de por vida, pues así somos en este país de mierda y de envidias. Que yo rectifique no le sirve de nada a nadie, ni me hace sentir mejor, pero a esa mujer todos estamos empezando a deberle una disculpa de las gordas: desde aquel atajo de ratas que se apresuraron a firmar una carta en todos los diarios para apartarse de la porquería (y que si bien en principio comprendí pero que ahora también me arrepiento de haberlo hecho), hasta usted Sr. Candidato a la Alcaldía de Madrid, que con su falta de huevos lo único que hace es arrimarse a los triunfadores de la tarde, olvidando que el deporte también es perder, y que la derrota a veces tiene tanto o más valor que la victoria. Aunque claro, para entender eso hace falta haber hecho deporte, y usted, no lo ha practicado en su puñetera vida, no hay más que ver el perfil de Doraimon que tiene. Solo por eso me caen bien los Fernando Alonso y compañía, que políticamente incorrectos pasan olímpicamente de hacerse una foto con usted, aunque luego les digan que son unos antipáticos. Adorado Nadal, si yo fuera tú ya habría driblado un par de veces a este gañán, ¡que las fotos son para toda la vida tío!
Como usted, culpables también son los medios de comunicación, como Marca, que lo mismo dan una portada como la de hoy en la que exponen a un Contador victorioso, y de igual manera no pusieron reparos en condenarle, manipulando pues el criterio del lector y la dignidad de un deporte como el ciclismo que está ávido de justicia, pero sobrado de drogas. Y todos aquellos que ante las lágrimas de un hombre que clamaba por su verdad, desde redacciones no se alzaron para darle el más mínimo voto de confianza.

Cuento con que esto es imposible que le llegue, ¡no pretendo tal honor!, pero si así fuera, ojalá le sienten fatal mis palabras y por una vez en la vida, le eche cojones a algo y me denuncie por difamación o cualquier chorrada de esas. Con tal de llamarle cobarde en la cara, estoy dispuesto a lo que sea. ¡Ah!, y no dude en pasarle la carta a Odriozola y a quien le salga de los cataplines, entonces sería como jugar al póquer y ganar, mejor imposible.

1 comentario:

  1. solo añadir una cosa, in memoriam de Alberto León, espero que en la conciencia más íntima lleve grabada el Sr. Secretio la muerte de este "deportista", adjetivo éste que el Sr. Secretario ni ha llevado ni llevará jamás, que le den por el culo..

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